El comandante Ralston es además licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla

Ayer tuvo lugar el relevo en el mando del destructor de misiles guiados clase Arleigh Burke ‘USS Porter’ (DDG 78), en un acto a bordo con el buque amarrado a los muelles de la Base Naval de Rota. Se da la circunstancia de que el nuevo comandante, hasta ahora oficial ejecutivo de dicho navío, es natural de la ciudad de Rota, donde nació mientras su padre servía igualmente a la Marina de los Estados Unidos.
Durante el destino de su padre en Rota conoció a la que sería su madre, natural de El Puerto de Santa María. Thomas G. Ralston nació en el Hospital de la Base Naval de Rota. El nuevo comandante del ‘USS Porter’ vivió toda su infancia y juventud en El Puerto de Santa María asistió al Colegio San Luis Gonzaga, de los Jesuitas, y se graduó de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla. Tras finalizar sus estudios universitarios se trasladó, por razones familiares, a Brooklyn, Nueva York, e ingresó en la US NAVY. Está casado con Victoria Lacave, nacida en Cádiz y residente en El Puerto de Santa María durante muchos años.
El ‘USS Porter’ es uno de los cuatro destructores norteamericanos basados permanentemente en Rota como parte del dispositivo antimisiles europeo. Este destructor se encuentra desplegado en la base española desde el 30 de abril de 2015, estando programado su relevo en los próximos meses. El destructor completó recientemente su octava patrulla en el área de operaciones de la Sexta Flota de Estados Unidos.
El comandante Craig Trent, que ayer cesó al mando del ‘USS Porter’, afirmó que había sido “un gran honor y privilegio mandar al Porter”. Trent ha estado al mando del ‘USS Porter’ desde el 7 de diciembre de 2018.
La ceremonia de ayer se llevó a cabo con algunas diferencias derivadas de la observancia de las normas sanitarias para la prevención de la COVID-19. La ceremonia se desarrolló íntegramente a bordo del buque y los invitados solo pudieron seguirla desde el muelle. El USS Porter ha estado operando en la mar bajo estricta cuarentena durante varios meses, incluido el tiempo desde que llegaron a puerto antes de la ceremonia, sin que nadie ajeno a la dotación entrara o saliera del barco, creándose un entorno totalmente libre de COVID.