A propósito de su reconocimiento municipal

Quién podía imaginar que el lugar donde estuvo detenida, antes de su ingreso en la cárcel de Algeciras, llevaría su nombre. Carmen Bru se llamará el último de los edificios que quedan por rehabilitar en lo que fue el antiguo cuartel de infantería Diego Salinas, y que fue adquirido por el Ayuntamiento de San Roque a la Junta de Andalucía. Así lo aprobó el Pleno recientemente por unanimidad de todos los grupos municipales.
No es el único reconocimiento a una mujer que destacó por su entrega a quienes más lo necesitaban y por sus ideas de igualdad entre hombres y mujeres. Con anterioridad el Consistorio había rotulado una calle, y una asociación de mujeres se denomina de igual manera.
Este nuevo reconocimiento coincide con el 130 aniversario de su nacimiento en Cartagena. Su padre Pedro Bru Sánchez, natural de Torrevieja (Alicante) había sido marino y fue uno de los fallecidos en San Roque -ciudad donde se estableció la familia-, debido a la epidemia de gripe de 1918.
Carmen contrajo matrimonio en San Roque con Ángel Ortega López, un hombre comprometido con los trabajadores y miembro de la logia Germinal. Había sido presidente de la CNT y posteriormente del Partido Sindicalista que fundara Ángel Pestaña, un intento de encauzar a nivel político la ideología anarcosindicalista.
El matrimonio tuvo siete hijos: Luis -que cuyo genio habría de llevarle a ser uno de los grandes imagineros del siglo XX-, Marina, Germinal, Augusto, Onésimo y Áurea. El séptimo, Eliseo, había fallecido en 1927 teniendo cinco meses de vida.
Ángel Ortega era alfarero y trabajaba en el tejar familiar de Pasadahonda. Carmen tenía conocimientos de comadrona y a ello se dedicaba como profesión, en un tiempo en que los nacimientos se producían en la propia casa.
Luchadora por la República veía en ella la posibilidad de avanzar en los derechos sociales. Con la llegada del nuevo régimen, en el que participó desde el primer momento, desplegó una bandera tricolor colocándose al frente de la manifestación, que recorrió las principales calles y proclamó en la ciudad la II República, en abril de 1931.
Todo parece indicar que fue Carmen quien contribuyó a la conciencia social de su esposo. En carta desde Francia dirigida por el exiliado sanroqueño Diego Rodríguez Gil a Marina Ortega Bru, la hija mayor, señalaba: «Tus padres fueron dos compañeros que en todo momento estuvieron al lado de la clase trabajadora y dieron por ello su vida, lo más que se puede dar en beneficio del pueblo trabajador (...) Sobre tus padres qué voy a decirte. Por sus condiciones tú lo sabes mejor. Un matrimonio noble, dos seres fundidos uno en otro. Carmen, nuestra Carmen, como todos la llamábamos, fue maestra de Ángel. Ella pudo modelar a su compañero. Era culta y con un corazón capaz de consolar a todos los que necesitaron de su ayuda».
En muchas ocasiones tras asistir un parto, sin que nadie se diera cuenta, solía dejar el dinero que le pagaban debajo de la almohada de la madre. Lo hacía cuando se trataba de gente humilde y de escasos recursos. De la misma manera, no era extraño verla cocinar para hogares de jornaleros que se hallaban sin trabajo.
Con emocionante oratoria Carmen solía participar en reuniones y mítines. De ello dejó constancia el semanario local El Altavoz, en su primer número del 8 de junio de 1931.
Recogía el periódico republicano el acto conmemorativo del centenario de los liberales fusilados en el municipio en 1831, y que se hallan enterrados en el cementerio de la ciudad. Desde la Alameda había partido una manifestación, presidida por el alcalde Gabriel Arenas «integrada en su mayoría por la clase obrera y artesana, entre la que se advertían algunos republicanos del nuevo cuño», relataba el periódico.
Ante la tumba de los denominados mártires de la libertad, sobre la que se habían colocados retratos de Fermín Galán y García Hernández -los oficiales fusilados al sublevarse contra Alfonso XIII-, se depositaron ramos y coronas de flores. Junto a Carmen Bru intervinieron el veterano republicano Luis Aldana y el concejal Antonio Galiardo.