Durante la Guerra de la Independencia

La convivencia ciudadana en el Campo de Gibraltar se vio agravada como consecuencia de la Guerra de la Independencia. En la comarca, principalmente en la zona de la bahía perteneciente al municipio de San Roque -La Línea, Puente Mayorga y Campamento- se concentraba un número importante de extranjeros, especialmente italianos, que se vieron afectados por la orden del 8 de abril de 1813, dictada por la Regencia, que mandaba la expulsión de residentes franceses y de países controlados por Napoleón.
La península itálica y sus islas formaban estados diferentes, pues el proceso de unificación no se culminó hasta 1871. En el punto de mira de la Regencia española se hallaban los genoveses, cuya antigua república había pasado a ser un estado títere de Napoleón Bonaparte.
La presencia genovesa era la más significativa y se dejaba notar en la actividad comercial del municipio, de manera significativa en la zona próxima a Gibraltar.
Algunos de estos vecinos se dedicaban a la agricultura, como José Faba y Juan Boero, que contaban con huertas en La Línea. También eran conocidos hortelanos de ese punto Pedro Casasa y José Parode.
José Faba, cuyo apellido da nombre actual a una zona de la ciudad de La Línea, se vio sometido a investigación, pues los terrenos de su famosa huerta eran considerados de realengo y, por tanto, “no puede ni ha debido venderse por persona alguna”. El agricultor fue propuesto para expulsión, al igual que su compatriota Boero.
En cualquier caso, conviene aclarar que los expedientes que han permanecido son escasos, y resulta incompleta su consulta. Es muy probable que, finalmente, un cierto número de expulsiones no se llevase a cabo, dado el arraigo de estos vecinos en el territorio.
Como consecuencia de la medida, algunos solicitaron la nacionalidad española. Fue el caso de Sebastián de Clara, de Nápoles, y domiciliado en Campamento; Agustín Repeto, registrado como italiano, y con casa en La Línea, o Juan Razo y Domingo Mateo, ambos genoveses y habitantes de La Línea.
Otros residentes eran Tomás del Castillo (Génova), comerciante con tienda y café, que solicitó la naturalización; Bartolomé Masino (Génova); Andrés Alabas (de Ragusa, hoy Dubrovnik, en Croacia), que alegó llevar ocho años navegando por las costas españolas; Vicente Ambrosio (Nápoles), que presentó solicitud de carta de ciudadano; Cayetano Gallardo, que desde su hogar en Puente Mayorga suplicó que no se le expulsase; Miguel Manchón (Ragusa), con casa en La Línea solicitó la nacionalidad; José del Pozo declaró ser de Cerdeña, pero en realidad era de Génova; Luis Marcerano (Génova), y Bartolomé Marzino (Génova),
Por su parte, Cristóbal Roller (Cerdeña), comerciante en La Línea, alegó “haber contribuido en la actual situación con todo lo que se le ha pedido”. No obstante, fue decretada su expulsión.
Expulsados sin más dilación fueron los genoveses José Casicia, tachado de “mala conducta” cuando los franceses ocuparon la ciudad; Francisco Cabaza, y el registrado como “italiano” José Perete.
Igualmente fue ordenada la expulsión de los genoveses Andrés Gato (de La Línea), Francisco Rotundo, Juan Canoba, Elías Bafigo y Bernardo Marquite (de Campamento) y Juan Mancho (de Ragusa, residente de La Línea).