Martes, 3 de Octubre de 2023
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La Plaza de Toros cumple 170 años desde su inauguración (I)

  • Un espacio para toda clase de espectáculos

    La Plaza de Toros en una postal de 1931 (Copia Archivo Municipal)
    La Plaza de Toros en una postal de 1931 (Copia Archivo Municipal)
    Historia

    La Plaza de Toros de San Roque cumple 170 años desde su inauguración en el verano de 1853. En todo ese tiempo, aparte de la función para la que fue construida, ha sido el recinto idóneo para conciertos al aire libre y, en años atrás, para teatro, cine, exhibiciones de distinto tipo y hasta de mítines multitudinarios durante la transición política. El edificio está catalogado como Monumento de Bien Cultural de Andalucía.

    Sobre su historia aparecieron reportajes y documentales -por mi parte escribí en su día el libro La Plaza de Toros de San Roque-, por lo que ofreceré algunos datos en torno a esta plaza, considerada la segunda más antigua de la provincia de Cádiz.

    Para su inauguración fueron programadas corridas los días 20 y 21 de agosto de 1853. En la primera, junto a Cayetano Sanz, toreaba Francisco Vilches Llilly, quien sustituyó en el cartel a Antonio Conde. Los ocho toros de la primera tarde eran de José Arias de Saavedra. La segunda, de Martínez Escribe.

    Además de ese hecho sangriento, tantas veces recordado, de que entre las dos primeras corridas resultasen corneados y muertos un total de 44 caballos, quedaba la referencia del cronista Eucaliptus, que daba cuenta del desarrollo de la lidia.

    La sangría de caballos –no se había inventado el peto protector- hizo que la sociedad propietaria dispusiera de terrenos cercanos para el enterramiento de los animales. Este lugar fue conocido por el “hoyo de los caballos”. Por la puerta que da a este sitio, conocida por la de las Panzas, se comenzaron a introducir los toros para su encajonamiento a partir de la novillada en la que perdió la vida Liceaga, por considerar que no tenía el desnivel y peligrosidad que la principal.





    De otro lado, los empresarios de corridas salían a la Alameda a comprar caballos a la desesperada, para sustituir a los que con tanta rapidez morían corneados, un triste y lamentable espectáculo.

    ESPECTÁCULOS DE TODO TIPO

    A mediados de 1859, el Ayuntamiento dispuso la celebración de novilladas, al objeto de sostener la guerra en Marruecos. Dos años más tarde, el Consistorio suspendió las corridas en las que iban a intervenir los hermanos Carmona, contratados por el empresario Miguel Domínguez, al tener noticias de que habían sido detenidos en Pamplona.

    En 1863 hubo dos corridas con motivo de la Feria Real, y en 1874, para celebrar los triunfos del Ejército contra los carlistas hubo reparto de pan para los pobres, iluminación extraordinaria y novillos en la Plaza de Toros.

    En 1877, al repartir los beneficios entre los accionistas de la plaza, el gibraltareño Antonio Mateos, destinó los 339 reales que le correspondían en la compra de tres arrobas de lana para el Hospital de la Caridad.

    De otro lado, los llamados “carruseles taurinos”, aparte de ser un espectáculo cómico, incorporaban a jóvenes aspirantes a toreros. El 15 de septiembre de 1957 lo hacía el novillero Rafael García Pacheco, y el 16 de agosto de 1971, Antonio Moya “Sanroqueño”.