El grupo Verdemar Ecologistas en Acción ha denunciado, en nota de prensa, un nuevo “antorchazo” en el Campo de Gibraltar. El término antorchazo hace referencia a una llama que está quemando exceso de gas, que ocurre “usualmente en la refinería de Cepsa en San Roque, así como en ciertas plantas químicas”.
Añaden los ecologistas que “según la compañía fumigadora esta humareda viene provocada por un corte de luz, por lo tanto la "vía de escape" de todos los componentes que se suelta por esas chimeneas va a parar a los pulmones de los campo gibraltareños. Una situación cada vez más habitual. Lógicamente los medidores serán los que marquen si se han sobrepasado los niveles que se les permite”.
Según Verdemar, “estos gases se generan cuando el proceso de producción no está funcionando correctamente, cuando hay una pérdida de energía, o cuando a los gases se le da salida durante los periodos de mantenimiento”.
Matizan que las antorchas, en breve espacio de tiempo, emiten grandes cantidades de gas al medio ambiente. Son problemas relacionados con las turbulencias del viento y a que los gases no se quemen adecuadamente por falta de tiempo y por las variaciones de temperatura”.
En cuanto a la influencia que puedan tener en la salud humana, advierten desde Verdemar de que “el sulfuro de hidrógeno está considerado como una toxina similar al cianuro. Las antorchas a llamaradas pueden producir en el medio ambiente altas concentraciones de dióxido sulfúrico. Aquellas personas que pudieran estar expuestas incluso durante cortos periodos de tiempo, a altos niveles de dióxido sulfúrico pueden sufrir lesiones de pulmón que estarían acompañadas de malestares tales como falta de respiración debido a la congestión de las vías respiratorias”.
