
Nuevamente coincidían dos poblaciones hermanas en la consecución de un proyecto fundamental. Los Ayuntamientos de La Línea y San Roque venían demandando la construcción de una carretera que superara el tortuoso camino existente entre ambas ciudades, haciendo especial hincapié en un puente sobre el arroyo Cachón, entre la barriada sanroqueña de Campamento y La Línea.
En 1909 insistió el Consistorio sanroqueño aprovechando la visita que había realizado a la ciudad el rey Alfonso XIII, y el alcalde linense, Ramírez Galuzo lo había solicitado un año antes.
No era nueva esa reivindicación de la comarca para la obtención de una vía fundamental de comunicación. En 1883 el diputado provincial Juan Muñoz había logrado consignar en los presupuestos la construcción de parte de la carretera desde San Roque a La Línea y el denominado Campo Neutral, a las puertas de Gibraltar. Posteriormente, el diputado provincial sanroqueño, Francisco Vicente Montero Riera gestionaría, en 1885, la reconstrucción de dicha carretera en algunos de sus tramos.
El diputado por el distrito, el conservador José Luis Torres Beleña realizó gestiones, y la referida visita del rey sirvió para que el proyecto fuera aprobado en 1910. Sin embargo, esa realidad esperada por los vecinos de las dos localidades, debió esperar hasta algunos años después. En julio de 1916 se inauguraba el puente sobre el arroyo Cachón, en cuyas cercanías el año anterior había sido abierto un hotel con el nombre de Príncipe Alfonso, el mismo que adoptaría el estrenado puente.
Debieron acelerarse mucho las obras en las últimas semanas, pues un mes antes, en San Roque, el concejal Salas intervino en sesión municipal para exponer un rumor que circulaba por Campamento. Señalaba que los vecinos de dicha barriada trataban de conseguir del contratista de la obra que la parte de la carretera que por ella discurría, fuera construida de empedrado y adoquines, lo que en su opinión “es harto conocido por lo que ahora pasa, lo molesto que resulta para el tránsito de coches de viajeros tal clase de pavimento hasta el punto que los cocheros procuran echarse fuera de la (carretera) calle para evitar los inconvenientes que ofrece”.
A ello unía que si se utilizara ese tipo de construcción, “pudiera darse el caso de que se quisiera considerar ese trozo como calle de la barriada y obligarse al municipio a que cuidase de su conservación, originando un gasto grande y seguramente impidiendo el que estuviera todo lo conservada que debe estarlo al cuidado del Estado como carretera del mismo”. Solventadas estas cuestiones de funcionalidad y competencias entre administraciones pudo inaugurarse la vía en su conjunto.
La noticia de la inauguración trascendió al propio Campo de Gibraltar. La prensa madrileña dio cuenta del acto jornadas después, lo que crea alguna confusión sobre el día real. Algunas artículos muy posteriores la sitúan el 19. Sin embargo en la tarjeta publicada, y repartida entre los asistentes a la inauguración, aparece el 14.
En cualquier caso, la relevancia del hecho quedó de manifiesto. El periódico madrileño El Imparcial recogía la información enviada por su corresponsal linense: “Se ha celebrado con gran entusiasmo la bendición y bautizo del puente construido en la carretera, de San Roque a La Línea, denominándolo del Príncipe Alfonso. Asistieron las autoridades y todo el vecindario, que aclamó repetidas veces a los Monarcas y al Príncipe Real”.
El júbilo fue extraordinario, atendiendo a lo informado por este diario: “Asistieron también todos los niños de las escuelas y los exploradores, entre los que se repartieron tarjetas postales con los retratos del Rey y del Príncipe. Al descubrir la placa conmemorativa el diputado del distrito, don José Luis Torres, las músicas tocaron la Marcha Real y las aclamaciones fueron frenéticas”. El matutino informa de las autoridades asistentes haciendo elogios a las gestiones del diputado José Luis de Torres.
Elogio que destaca La Unión Ilustrada: “La inauguración de la carretera a San Roque, mejora de la que se hallaban muy necesitados este pueblo y La Línea ha constituido un grande acontecimiento, y al interés del señor Torres Beleña se debe exclusivamente, que no descansó un instante hasta lograr los créditos necesarios. El entusiasmo del pueblo fue desbordante al presentarse para la inauguración”. Esta misma noticia aparece en el Heraldo de Madrid.
Un acontecimiento para la historia, quizás hoy un tanto olvidada, de las dos ciudades.