Al producirse la alianza hispano-británica frente a Napoleón, la primera medida que los ingleses adoptaron fue la de volar las fortificaciones militares españolas de La Línea de Contravalación. El 20 de enero de 1810 bajo la excusa de que los fuertes de San Felipe y Santa Bárbara pudieran caer en manos francesas, el gobernador de Gibraltar, general Campbell, los hacía volar por los ingenieros británicos.