Un brexit duro, como el que se está planteando, puede suponer la pérdida de 35.000 puestos de trabajo en los servicios financieros británicos, incluyendo hasta 17.000 en la banca mayorista. Un estudio elaborado por Oliver Wyman, estima además que la banca tendría que afrontar entre 30 y 50 mil millones de dólares de capital adicional, además de los gastos operativos, por duplicar operaciones desde el continente.