Miércoles, 31 de Mayo de 2023
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Cambiar al GSD por el bien del cambio

  • Imagen de Robert Vasquez
    Por Robert Vasquez
    Abogado y periodista gibraltareño
    Puerta de la sede del GSD en Gibraltar. Foto NG
    Foro
    *Robert Azopardi, miembro de la Ejecutiva del GSD, aboga por el cambio

    *Sin embargo, no aporta medidas políticas ni soluciones sustanciales

    *El GSD debería presentar medidas políticas positivas si quiere ser elegido para gobernar

    *El cambio es necesario, pero ¿hacia qué y cómo?

    *La única esperanza son las medidas políticas de futuro, que siguen ausentes

    *No sobra dinero, por lo que se necesitan medidas de ahorro y mayores ingresos

    *El GSD no declara sus intenciones en ninguno de los dos frentes

    *Sin definir «responsabilidad social compartida y respeto»

    *El GSD no proporciona el liderazgo y los objetivos necesarios para acercar a la gente y provocar el cambio

    *El resultado es la apatía de los votantes

    *Las soluciones claras y específicas fomentan la participación y el impulso al cambio

    *El GSD fracasa en ambos frentes por ahora

    *El GSD debe dejar de insinuar y explicar claramente su intención

     

    EL GSD PRECONIZA EL CAMBIO

    Siguiendo la estela del mensaje de Keith Azopardi en el Día de los Trabajadores, en el que abogaba por un cambio de gobierno a favor del Partido Socialdemócrata de Gibraltar [GSD], nos llega un artículo de opinión en el Gibraltar Chronicle de ayer de un tal Robert Azopardi, miembro de la Ejecutiva del GSD, que también aboga por el cambio en la última frase de su artículo.

    Característicamente, el cambio por el que se aboga es un cambio de caras, ya que hay pocas palabras en el artículo que sugieran políticas o soluciones sustanciales. Se critica al actual Gobierno GSLP-Liberal.

    La crítica es justa pero, si el GSD está abogando por un cambio de gobierno a uno del GSD sin duda debería estar presentando medidas políticas positivas para resolver lo que critica. Y no lo hace.

    ¿QUÉ CAMBIO?





    Robert Azopardi defiende: «Necesitamos un cambio, un cambio que nos dé esperanza a nosotros y a nuestras familias, un cambio que traiga un nuevo amanecer de responsabilidad social compartida y respeto». Nadie puede oponerse a una aspiración tan elevada. Lo que sigue siendo un misterio es un cambio ¿hacia qué y cómo?

    La esperanza es el deseo de todos los que pasan penurias, pero un cambio de caras en los gobernantes no proporciona ni esa ni ninguna esperanza. Lo que da esperanza son las medidas políticas con visión de futuro. Sin embargo, el GSD no defiende ni una sola. Al abogar por tales políticas, si es que el GSD puede hacerlo, la esperanza es que explique cómo se pagarán esas políticas en el estado actual de las finanzas públicas.

    ¿MÁS IMPUESTOS, AHORRO O AMBAS COSAS?

    No hay dinero de sobra. El dinero que falta tendrá que ser conseguido por el erario público a través de mayores impuestos directos e indirectos u otras cargas públicas, o bien ahorrar, lo que afectará a unos y no a otros.

    El GSD debería aclarar cuáles son sus intenciones. Ciertamente, será posible realizar algunos ahorros, pero lo más probable es que no sean suficientes para satisfacer las altruistas sugerencias del GSD mientras preconiza el cambio.

    «RESPONSABILIDAD COMPARTIDA Y RESPETO»

    También se propone «un nuevo amanecer de responsabilidad social compartida y respeto».

    «La responsabilidad compartida» llega voluntariamente dentro de las unidades familiares, e incluso entonces, con el egoísmo influyendo en los resultados. De lo contrario, no es voluntaria. Debe ser impuesta, impuesta a través de la acción gubernamental, que políticamente es un «no-no».

    El «respeto» es una calle de doble sentido, pero políticamente está fuertemente determinado por los fines y objetivos declarados: hasta la fecha no tenemos fines ni objetivos del GSD definidos clara y abiertamente, lo que a su vez contradice ese objetivo auto-declarado del GSD.

    CADA VEZ MÁS CERCA

    John F Kennedy dijo una vez: «El hecho de que haya habido dificultades y penurias u obstáculos nos hace estar más cerca». Robert Azopardi lo recuerda antes de dar ejemplos de dificultades individuales que llegaron a conocimiento del GSD tras una visita a al barrio del Castillo Moro.

    John F Kennedy tiene razón, pero para que las personas que se acercan traigan cambios, debe haber un liderazgo y unos objetivos claros. El GSD no tiene actualmente ni lo uno ni lo otro.

    Concienciar a un sector más amplio de las situaciones y dificultades individuales y de la existencia de un espíritu comunitario, sin un liderazgo y una dirección claros, no trae el cambio que prevé Robert Azopardi.

    Lo que hace es cimentar, en los que así lo sienten, una inercia y una falta de fe en cualquier gobierno que, a su vez, conduce a la apatía. Apatía que no se traduce en ningún cambio sino en que esas personas no voten.

    SOLUCIONES

    Lo que puede fomentar la participación e impulsar el cambio son las soluciones claras y específicas a los problemas a los que se enfrentan las personas, tal y como destaca Robert Azopardi. Hay muchas más.

    La cuestión es que el GSD sigue señalando esos problemas y retos a los que se enfrenta la gente, pero no propone ni una sola solución o medida política que los aborde. El cambio que desea Robert Azopardi nunca se producirá sin una perspectiva diferente y realizable. El GSD no propone ninguna.

    Robert Azopardi insinúa formas de avanzar, pero se queda corto a la hora de explicarlas. Es hora de que el GSD diga lo que va a hacer en el gobierno, y no se limite a insinuar cosas de pasada, a sabiendas de que el estado de las finanzas públicas y el sesgo intrínseco del sistema electoral limitan enormemente la capacidad de cualquier gobierno elegido para abordar las cuestiones fundamentales.