Dos apuntes
Por Patricio González
Político y escritor. Alcalde de Algeciras tres legislaturas. Ingeniero técnico naval

Una calle de Algeciras, repleta durante una procesión. Foto: NG
Foro
- 12 Abr
Ha sido una Semana Santa con unas procesiones masivas mientras los templos están vacíos. Debería la Iglesia reflexionar con profundidad sobre dos hechos que evidencian una auténtica contradicción: el próximo fin de semana muchos templos volverán a estar casi vacíos durante las misas dominicales, mientras que en la Semana Santa las procesiones han contado con una asistencia masiva.
Algo está fallando en la jerarquía eclesiástica y en los rituales y, si no se corrige, la práctica religiosa se quedará como un episodio puntual, con esa Semana Santa cuyas procesiones atraen a multitudes de personas y cada vez veremos menos fieles en las iglesias. Si hablamos de las vocaciones sacerdotales y de los nuevos miembros de los seminarios, entonces el asunto es todavía más dramático.
Los que esperaban una auténtica revolución eclesiástica con la llegada de Francisco al papado se han quedado con la sensación de que no ha sido para tanto. O no ha querido o no le han dejado, que todo es posible, aunque me inclino por lo segundo porque hay hasta quien se estaba preparando por si esta entrada en el hospital del Papa iba a suponer el poder tener un nuevo Cónclave para la elección de un nuevo Papa.
El problema se cronifica y el tiempo se le agota a la Iglesia. A la nuestra, a la católica, porque otras variantes del catolicismo viven una auténtica explosión de seguidores, en especial en el centro y sur de América. Otra cuestión para esa reflexión católica que, sin embargo, no parece que llegue. El otro apunte para esta semana es que se cumplen 25 años de los Acuerdos de paz del Viernes Santo que pusieron fin al conflicto en Irlanda del Norte. Parecía un imposible conseguirlo pero se logró. La mediación internacional fue determinante, pero sobre todo la valentía de un puñado de políticos que hicieron oídos sordos a los ataques de los suyos. Ojalá la misma dinámica se aplicase ante el conflicto de Ucrania, que va camino de enquistarse y con la comunidad internacional como espectadora y sin hacer nada.
El problema se cronifica y el tiempo se le agota a la Iglesia. A la nuestra, a la católica, porque otras variantes del catolicismo viven una auténtica explosión de seguidores, en especial en el centro y sur de América. Otra cuestión para esa reflexión católica que, sin embargo, no parece que llegue. El otro apunte para esta semana es que se cumplen 25 años de los Acuerdos de paz del Viernes Santo que pusieron fin al conflicto en Irlanda del Norte. Parecía un imposible conseguirlo pero se logró. La mediación internacional fue determinante, pero sobre todo la valentía de un puñado de políticos que hicieron oídos sordos a los ataques de los suyos. Ojalá la misma dinámica se aplicase ante el conflicto de Ucrania, que va camino de enquistarse y con la comunidad internacional como espectadora y sin hacer nada.