Miércoles, 27 de Septiembre de 2023
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Empacho de poder

  • Imagen de Juan Antonio Palacios
    Por Juan Antonio Palacios
    Escritor, profesor y político. Ha sido alcalde de Algeciras y vicepresidente de la Mancomunidad del Campo de Gibraltar.
    Juan Antonio Palacios
    Foro
    Hay quienes no están maduros para asumir el poder, y la digestión del mismo se convierte en un empacho, y pierden el equilibrio y la mesura, y sufren en sus carnes que las consecuencias de no integrar adecuadamente, secretarias coches oficiales, asesores y móviles transforman a un ser normal en un estúpido sin remedio.

     El poder es una invitación y un viaje a un mundo que nos puede llevar, sin darnos cuenta, a perder el sentido de la realidad, y por supuesto a que se nos vaya la olla, y terminemos llevándonos una sorpresa desagradable, como si hubiéramos recibido una descarga eléctrica que nos hiciera perder el sentido común y la sensatez.

    Por mucho poder que acumulemos debemos conservar nuestra sencillez de que somos falibles y nos equivocamos, que estamos en permanente revisión y nada de lo que hagamos es para siempre, y que lejos de cualquier tentación de soberbia, hemos de actuar con modestia.

    Tenemos que convencernos que todo lo que digamos y hagamos es siempre discutible y puede ser interpretado en múltiples alternativas, que nuestras reflexiones no son inamovibles y nuestras actuaciones dogmáticas,  sino cuestionables, criticables y accesibles.

    Quienes padecen empacho de poder, se mueven entre el SI y el NO, no admiten el si pero, ni contemplan el no quizás. Ante la duda , como madre del conocimiento, ellos lo saben todo , no ignoran nada y están completamente seguros de todo lo  que piensan y hacen, en lugar de dudar de todo lo que creen saber  ¡Qué aburrimiento de tanta perfección!





     Cuando somos dependientes del poder, nos volvemos banales como personas, pobres en la reflexión e incompetentes en la acción, No somos capaces de sintonizar la frecuencia del pueblo, y son los momentos en los que se abren paso las ratillas de aparato que deben obediencia ciega a quien les puso.

    Quienes están en el poder quieren amarrarlo todo, desde el principio hasta el fin, tenerlo todo atado y bien atado, y todo aquello que anuncien o digan puede convertirse en una “buena nueva” o en una “bomba de relojeria” : Los políticos como los escritores deberían aprender viendo u observando , leyendo o estudiando y escuchando las inquietudes de los demás.

    Claro está, que resulta muy difícil , si no somos capaces de escudriñar lo que tenemos a nuestro alcance , informarnos de lo que está sucediendo o poner el oído a lo que nos intentan decir los ciudadanos y ciudadanas , no aprenderemos nada y permaneceremos en la oscuridad interna y externa.

    Hay quienes se plantean vivir siempre alrededor del poder, con el poder, del poder y utilizando a quienes lo tienen. Debemos ser capaces de contar historias distintas aunque tengamos los mismos elementos, que nuestras esperanzas no se agrieten, que nuestros estrenos sean originales, y que seamos capaces de ilusionar.

    No debemos caer en la trampa de darles espacio a los contrapoderes, referenciándolos , dándoles méritos que no poseen, colaborando en sus fines y estrategias , negociando y cediendo , pero sin someternos. El sentido de la medida y la sincronía son necesarios  en el ejercicio del poder, siempre teniendo claro que ni podemos contentar a todo el mundo, ni podemos tomar una buena decisión, fuera de tiempo.

    Por las rendijas del poder se nos cuelan aquellos a los que no habíamos invitados. Tengamos cuidado que no actúen como verdaderos virus y lo contaminen todo.