Lunes, 20 de Marzo de 2023
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¿Está muerta la democracia?

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    Por Robert Vasquez
    Abogado y periodista gibraltareño
    Foro
    Todo el proceso, incluyendo el Protocolo de Gibraltar y los Memorandos de Entendimiento con España (MdE) que todavía no han entrado en vigor y que conducen y concluyen con el tratado entre España y el Reino Unido regulador de las cuestiones fiscales relativas a Gibraltar, ha hecho caso omiso de nuestro Parlamento elegido democráticamente. No ha habido debate alguno entre los diputados electos hasta que el Ministro Principal anunció que el Reino Unido ya había vinculado a Gibraltar con esos documentos. El Protocolo de Gibraltar y los MdE siguenen el aire, por ahora.

     

    Nuestro Ministro Principal, Fabián Picardo, nos dice que el Reino Unido ha comprometido a Gibraltar con el tratado fiscal en virtud de su poder constitucional sobre los asuntos exteriores. Sin embargo, el Sr. Picardo ha asumido toda la responsabilidad al decir que autorizó al Gobierno del Reino Unido a firmarlo porque se trata de un asunto interno, la fiscalidad, que es competencia de nuestro Gobierno.

     

    Lo que tenemos es la palabra del Ministro Principal de que autorizó al Reino Unido a firmar el tratado fiscal. Hay poca o ninguna evidencia de que esto sea así. Aunque eso sea lo que pasó, ¿qué poder tenía para dar este permiso? Ciertamente, ninguno de nuestro Parlamento.





     

    El déficit democrático es doble. En primer lugar, que el Ministro Principal ha considerado oportuno autorizar al Gobierno del Reino Unido sin que nuestro Parlamento le haya otorgado el poder o el derecho de hacerlo. En segundo lugar, que el Gobierno del Reino Unido, que no tiene credenciales democráticas en Gibraltar, ha firmado un tratado sobre nuestros asuntos internos.

     

    Si el argumento es que el GSLP tiene mayoría en el Parlamento, por lo que el debate parlamentario es una pérdida de tiempo, se demostraría que la democracia no existe en Gibraltar, salvo en las elecciones al Parlamento. Este déficit pone de relieve la necesidad de una reforma electoral y parlamentaria.

     

    Los acontecimientos que rodean al tratado fiscal muestran que la autodeterminación de Gibraltar no existe, ni tampoco la democracia parlamentaria plena. Ambas son cuestiones en las que la comprensión, seguida de la acción, es deseable para el buen gobierno y la democracia en Gibraltar.