Jueves, 30 de Noviembre de 2023
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    Por Patricio González
    Político y escritor. Alcalde de Algeciras tres legislaturas. Ingeniero técnico naval
    Patricio González
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    Bueno, nos dijeron que los rebrotes podrían venir en otoño porque el calor del verano hacía que el virus perdiese potencia (y estamos viviendo una racha de hasta 40º). Estábamos entrando en la nueva normalidad. La exigencia era la de devolver las competencias sanitarias a las comunidades autónomas. Ni el Gobierno de Sánchez, ni la Generalitat de Torra, ni la Xunta de Feijoo, ni Urkullu, ni Extremadura, ni Murcia, etc., etc. Y Andalucía, con 18 brotes a día de hoy.

    No han dado ni una. Ni el calor, ni el otoño. No tienen ni p… idea de lo que pasa. Hoy también, como ya viene siendo habitual, los datos del Gobierno no tienen nada que ver con los de las comunidades. El Gobierno da hoy 81 contagios y la Generalitat 776.

    El listo del Torra anunció el 18 de junio que se iniciaba la fase de retorno. El 3 de julio hablaba de que todo estaba controlado. Vamos, que son todos unos auténticos profetas.





    Por otro lado, en Galicia y Euskadi, el tema son las elecciones. Y hay que llegar a ellas como sea, incluso, con 200 personas de Ordizia que no van a poder votar por dar positivos y sus familiares y contactos tendrán que pasar un test PCR para poder votar. Es decir, que todos esos familiares y contactos es difícil que vayan a votar. Igual ocurre en Galicia donde ya hay gente que ha dado positivo y no puede votar. Con esto quiero decir que esta fue una de las primeras exigencias de Euskadi y Galicia, la de poder celebrar elecciones. Unas 500 personas no podrán votar en estos dos territorios. Pero, ahora, nos podemos encontrar, como ha ocurrido en muchas ocasiones que 200 ó 300 votos más te pueden llevar a la gloria, pero 200 o 300 votos menos te pueden llevar a la miseria. Feijoo se puede quedar sin la mayoría absoluta por una de estas cuestiones o llevársela. Entonces, estamos ante unas elecciones con cierto tufo a no ser plenamente democráticas. No se dan las condiciones para que sean realmente democráticas. 

    Y la otra pata somos nosotros, que no acabamos de cumplir con nuestras obligaciones. Se ven la falta de mascarillas, las reuniones de todo tipo multitudinarias y eso provoca que se produzcan contagios.

    Así que a 10 de julio de 2020, estamos como antes del Estado de Alarma. Empezamos mal y tarde y terminamos como el Rosario de la Aurora.