¿El Gibexit en su última oportunidad?
Por Robert Vasquez
Abogado y periodista gibraltareño

Aeropuerto y Peñón de Gibraltar. Foto NG
Foro
- 24 Mar
*La ventana de oportunidad del Gibexit se cierra rápidamente
*Muchos dicen que el «acuerdo» del Gibexit se alcanzará antes de Semana Santa
*Malestar natural entre Cleverly y Picardo
*El Tratado del Gibexit nunca pretendió resolver cuestiones bilaterales, sólo asuntos de la UE
*Unos sugieren preocupaciones militares y otros afirman lo contrario
*Los asuntos militares tienen solución, como en Rota y las bases alemanas del Reino Unido
*El perjuicio para la población de un «no acuerdo» mantiene abierta la posibilidad real de un «acuerdo»
*El riesgo de reacción violenta en Gibraltar y Campo de Gibraltar debe ser evitado
*El optimismo de todas las partes debe dar un resultado positivo
¿SE CIERRA LA VENTANA DEL TRATADO DEL GIBEXIT?
Se dice que la oportunidad de alcanzar un tratado del Gibexit entre el Reino Unido y la UE sobre Gibraltar se está cerrando rápidamente y se especula con que cualquier «acuerdo» debe anunciarse antes del 4 de abril.
Es una fecha que suena cierta porque el calendario electoral español a nivel municipal, autonómico y nacional empieza a correr inmediatamente después de Semana Santa.
También se dice que se alcanzará un «acuerdo» sobre el Gibexit a pesar de los indicios negativos procedentes de la parte española. La necesidad real de velar por miles de trabajadores y empresas transfronterizas es un gran acicate y da fuerza a la idea de que se llegue a un acuerdo.
MALESTAR NATURAL
El malestar que parece desprenderse de la reunión del martes en Londres entre James Cleverly, Ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, y Fabian Picardo, Ministro Principal, puede explicarse porque habrá algunas cuestiones que para el Sr. Picardo son sensibles y que el Sr. Cleverly puede estar presionando para lograr un acuerdo dentro de un calendario cerrado.
El acicate que supone el Acuerdo Marco Político de diciembre de 2020 [Marco Político] es para llegar a un acuerdo sobre asuntos relacionados con la UE que impliquen a Gibraltar, para permitir la libertad de movimiento de personas y bienes a través de la frontera con España.
No es para resolver otras cuestiones bilaterales que puedan existir entre el Reino Unido y España sobre Gibraltar, como demuestra la reserva en el propio Marco Político tanto por parte del Reino Unido como de España de sus respectivas posiciones sobre la soberanía. PREOCUPACIONES MILITARES Algunos comentaristas sugieren que las preocupaciones militares están interfiriendo en el acuerdo en la medida en que no habrá control del personal que entre en Gibraltar y que luego tenga acceso a España. En el pasado reciente ha habido declaraciones que indican que las cuestiones militares no interfieren en la consecución de un tratado. Además, debe haber miles de fórmulas aplicadas ya en otras bases militares de EE.UU. y el Reino Unido dentro de la región de la UE para hacer frente a ese escenario; un ejemplo es la base de EE.UU. en Rota, otro las bases militares del Reino Unido en Alemania. No está fuera del alcance de la inteligencia humana que el Reino Unido y la UE adapten una de esas fórmulas para aplicarla al personal militar no comunitario de Gibraltar que cruza a España. La cuestión que se plantea es si un acuerdo de este tipo será aceptable para España y qué opinión tendrá España al respecto –en el contexto de lo que será un tratado entre el Reino Unido y la UE- que pueda echar por tierra el progreso en la consecución del Acuerdo. Además, ¿permitirá la UE que se la critique por no atenerse al Marco Político por motivos ajenos a sus competencias? EL ACUERDO SIGUE SIENDO PROBABLE La cruda realidad es que el perjuicio que tendría un Gibexit «sin acuerdo» para tantos ciudadanos de la UE que residen en el Campo de Gibraltar es tal que no permitiría un resultado «sin acuerdo». Los principios de la democracia prohíben ese resultado. La reacción de los ciudadanos será tan violenta que impedirá tal eventualidad. Los gobiernos de este mundo democrático tienen una obligación con la gente. Los gobiernos no deciden sin la cooperación de la gente. RIESGO DE REPERCUSIONES PÚBLICAS IMPORTANTES. Evitar una reacción pública violenta debe ocupar un lugar central en el contenido del Marco Político. Es un objetivo central para todos, incluida España, que se impulse la actividad económica en un espacio de «prosperidad compartida». No son palabras vacías que puedan pronunciarse sin que se alcance un «acuerdo» del Gibexit y los que lo negocian se levanten de la mesa sin preocuparse y sin que tenga repercusión a nivel de la calle. Puede que la cuestión no afecte ni sea importante más allá de Gibraltar y el Campo de Gibraltar mientras duren las negociaciones y se dé esperanza a todos, pero los habitantes de esas regiones no tolerarán un escenario de «no acuerdo» que perturbe su empleo, su bienestar económico y sus vidas. Puede que por el momento la gente siga su vida despreocupada, pero esa complacencia terminará bruscamente si se producen daños personales. Es una tranquilidad que se romperá si los efectos de un «no acuerdo» del Gibexit se dejan sentir en decenas de miles de personas. OPTIMISMO El optimismo del que hablan todos los partidos debe mantenerse vivo, pero debe dar resultados. No se puede permitir que fracase. Los que sugieren que el «acuerdo» sobre el Gibexit ya está hecho pueden precipitarse un poco en el sentido de que quedan asuntos por limar, pero no se equivocan en que el «acuerdo» sobre el Gibexit es un derecho democrático y de los pueblos. Es esa expresión de optimismo la que mantiene la paz. Si se abren las puertas del fracaso, esa paz terminará abruptamente, no sólo la democracia está más evolucionada, sino también la comprensión entre la gente de los derechos y obligaciones del Estado. El Estado no puede privar a su pueblo cuando se le abren caminos para proporcionarle bienestar. España no puede permitir que su pueblo sufra privaciones por no llegar a un «acuerdo» en los términos del Marco Político que acordó. El dedo acusador la señalará.
No es para resolver otras cuestiones bilaterales que puedan existir entre el Reino Unido y España sobre Gibraltar, como demuestra la reserva en el propio Marco Político tanto por parte del Reino Unido como de España de sus respectivas posiciones sobre la soberanía. PREOCUPACIONES MILITARES Algunos comentaristas sugieren que las preocupaciones militares están interfiriendo en el acuerdo en la medida en que no habrá control del personal que entre en Gibraltar y que luego tenga acceso a España. En el pasado reciente ha habido declaraciones que indican que las cuestiones militares no interfieren en la consecución de un tratado. Además, debe haber miles de fórmulas aplicadas ya en otras bases militares de EE.UU. y el Reino Unido dentro de la región de la UE para hacer frente a ese escenario; un ejemplo es la base de EE.UU. en Rota, otro las bases militares del Reino Unido en Alemania. No está fuera del alcance de la inteligencia humana que el Reino Unido y la UE adapten una de esas fórmulas para aplicarla al personal militar no comunitario de Gibraltar que cruza a España. La cuestión que se plantea es si un acuerdo de este tipo será aceptable para España y qué opinión tendrá España al respecto –en el contexto de lo que será un tratado entre el Reino Unido y la UE- que pueda echar por tierra el progreso en la consecución del Acuerdo. Además, ¿permitirá la UE que se la critique por no atenerse al Marco Político por motivos ajenos a sus competencias? EL ACUERDO SIGUE SIENDO PROBABLE La cruda realidad es que el perjuicio que tendría un Gibexit «sin acuerdo» para tantos ciudadanos de la UE que residen en el Campo de Gibraltar es tal que no permitiría un resultado «sin acuerdo». Los principios de la democracia prohíben ese resultado. La reacción de los ciudadanos será tan violenta que impedirá tal eventualidad. Los gobiernos de este mundo democrático tienen una obligación con la gente. Los gobiernos no deciden sin la cooperación de la gente. RIESGO DE REPERCUSIONES PÚBLICAS IMPORTANTES. Evitar una reacción pública violenta debe ocupar un lugar central en el contenido del Marco Político. Es un objetivo central para todos, incluida España, que se impulse la actividad económica en un espacio de «prosperidad compartida». No son palabras vacías que puedan pronunciarse sin que se alcance un «acuerdo» del Gibexit y los que lo negocian se levanten de la mesa sin preocuparse y sin que tenga repercusión a nivel de la calle. Puede que la cuestión no afecte ni sea importante más allá de Gibraltar y el Campo de Gibraltar mientras duren las negociaciones y se dé esperanza a todos, pero los habitantes de esas regiones no tolerarán un escenario de «no acuerdo» que perturbe su empleo, su bienestar económico y sus vidas. Puede que por el momento la gente siga su vida despreocupada, pero esa complacencia terminará bruscamente si se producen daños personales. Es una tranquilidad que se romperá si los efectos de un «no acuerdo» del Gibexit se dejan sentir en decenas de miles de personas. OPTIMISMO El optimismo del que hablan todos los partidos debe mantenerse vivo, pero debe dar resultados. No se puede permitir que fracase. Los que sugieren que el «acuerdo» sobre el Gibexit ya está hecho pueden precipitarse un poco en el sentido de que quedan asuntos por limar, pero no se equivocan en que el «acuerdo» sobre el Gibexit es un derecho democrático y de los pueblos. Es esa expresión de optimismo la que mantiene la paz. Si se abren las puertas del fracaso, esa paz terminará abruptamente, no sólo la democracia está más evolucionada, sino también la comprensión entre la gente de los derechos y obligaciones del Estado. El Estado no puede privar a su pueblo cuando se le abren caminos para proporcionarle bienestar. España no puede permitir que su pueblo sufra privaciones por no llegar a un «acuerdo» en los términos del Marco Político que acordó. El dedo acusador la señalará.