Hablar su mismo idioma
Por Luis Romero
Periodista, master en Seguridad y Defensa y profesor honorario de la Universidad de Cádiz

Foro
- 18 Feb
Las declaraciones de la nueva titular de Exteriores, Arancha González Laya, al diario Financial Times el pasado viernes aportan, como mínimo, un tono que habrá que seguir con atención. Siendo prudente, sin querer meterse en lodazales para los que seguramente aún no está preparada, dejó la duda sobre qué quería decir cuando se mostró partidaria de buscar un concepto de soberanía compatible con el nuevo siglo XXI. Me sonó a las ideas imaginativas que hace tiempo viene propugnando el profesor Del Valle, de la Universidad de Cádiz.
Ese nuevo concepto de soberanía que citó la ministra puede estar relacionado con acontecimientos domésticos y que por extensión se pudiera aplicar también a Gibraltar. Aunque fue muy concreta cuando destacó la relevancia que va a tener el Tratado Fiscal recientemente acordado y que es el primero respecto a Gibraltar tras el de Utrecht de 1713.
Perderemos el tren del futuro, ellos y nosotros, si seguimos atrapados por ideas y planteamientos más propios del siglo XIX que del XXI. Mantener a estas alturas un sentimiento por encima del bienestar no se corresponde con la evolución de los tiempos. No se trata de ser solamente pragmático, sino de entender que los sentimientos nacionalistas a veces ocultan intereses inconfesables que no son compartidos ni benefician a todos. La nueva ministra de Exteriores se ha formado negociando tratados e intercambios comerciales. A lo mejor era eso lo que nos faltaba para entender de verdad a nuestros vecinos. Alguien que, hablando su mismo idioma, les hiciera ver qué es lo relevante.
Perderemos el tren del futuro, ellos y nosotros, si seguimos atrapados por ideas y planteamientos más propios del siglo XIX que del XXI. Mantener a estas alturas un sentimiento por encima del bienestar no se corresponde con la evolución de los tiempos. No se trata de ser solamente pragmático, sino de entender que los sentimientos nacionalistas a veces ocultan intereses inconfesables que no son compartidos ni benefician a todos. La nueva ministra de Exteriores se ha formado negociando tratados e intercambios comerciales. A lo mejor era eso lo que nos faltaba para entender de verdad a nuestros vecinos. Alguien que, hablando su mismo idioma, les hiciera ver qué es lo relevante.