Un posible acercamiento
Por Luis Romero
Periodista, master en Seguridad y Defensa y profesor honorario de la Universidad de Cádiz

Foro
- 12 Mayo
En estas semanas que llevamos confinados es difícil no pensar en lo que haríamos si tuviéramos la libertad de hace casi dos meses. Quizás la primera de las reflexiones que deberemos hacer, por mucho que nos pese, es que nada volverá a ser igual. No lo digo yo, lo ha dejado escrito Henry Kissinger, en el ‘Wall Street Journal’: “La realidad es que el mundo nunca será el mismo después del coronavirus”.
Nada será igual en nuestras vidas cotidianas, ni en las relaciones con los demás, ni en la actividad económica y empresarial, ni siquiera en la política. Y lo que antes nos preocupaba y hasta nos acongojaba, hoy aparece como algo lejano y sin relevancia. “El desafío histórico –escribe Kissinger- para los líderes es manejar la crisis mientras se construye el futuro. El fracaso podría incendiar el mundo”.
¿Cuántos días hace que nadie oye hablar del Brexit, este acrónimo anglosajón que significa “salida del Reino Unido” (de la UE)? Hace solo dos meses, muchas de las incógnitas que rodeaban nuestro futuro inmediato estaban referenciadas a lo que eso podía significar, sobre todo en el Campo de Gibraltar.
Hoy ya nadie se acuerda. Pero no por eso resulta menos relevante, aunque ha caído a otro lugar mucho más secundario en nuestra escala de prioridades. Según las escasas declaraciones que al respecto se producen, la fecha de final de año se aproxima inexorable e inmutable. Sin embargo, nada es igual, nada será igual. Ni siquiera las relaciones transfronterizas en esta esquina del mundo volverán a ser las mismas. Pero, quien sabe, a lo mejor no vuelven a ser iguales porque tiendan a mejorar. Verán, en estos días, con tiempo para leer casi todo lo que tiene que ver con esas relaciones, he creído adivinar un ligero acercamiento, una tenue actitud de no beligerancia, una ausencia total de agravios y hasta un sutil agradecimiento por no sé muy bien qué acciones. Y eso que solamente me refiero a documentos abiertos, a acciones y declaraciones formuladas públicamente, donde han existido breves pero significativas alusiones a esto que les comento. A lo mejor es solamente un reflejo de las ganas de que esa intuición se convierta en realidad. Pero, quizás, en estas semanas que llevamos de pandemia haya habido más relación, más ayuda, más contactos, más cooperación entre autoridades de ambos lados de la verja de la que se reconoce y de la que había antes de la pandemia. No sería extraño, dado que esto que nos afecta no conoce de verjas ni de fronteras, ni sabe si el huésped en el que se alberga ha nacido o vive a un lado u otro de la calle.
Hoy ya nadie se acuerda. Pero no por eso resulta menos relevante, aunque ha caído a otro lugar mucho más secundario en nuestra escala de prioridades. Según las escasas declaraciones que al respecto se producen, la fecha de final de año se aproxima inexorable e inmutable. Sin embargo, nada es igual, nada será igual. Ni siquiera las relaciones transfronterizas en esta esquina del mundo volverán a ser las mismas. Pero, quien sabe, a lo mejor no vuelven a ser iguales porque tiendan a mejorar. Verán, en estos días, con tiempo para leer casi todo lo que tiene que ver con esas relaciones, he creído adivinar un ligero acercamiento, una tenue actitud de no beligerancia, una ausencia total de agravios y hasta un sutil agradecimiento por no sé muy bien qué acciones. Y eso que solamente me refiero a documentos abiertos, a acciones y declaraciones formuladas públicamente, donde han existido breves pero significativas alusiones a esto que les comento. A lo mejor es solamente un reflejo de las ganas de que esa intuición se convierta en realidad. Pero, quizás, en estas semanas que llevamos de pandemia haya habido más relación, más ayuda, más contactos, más cooperación entre autoridades de ambos lados de la verja de la que se reconoce y de la que había antes de la pandemia. No sería extraño, dado que esto que nos afecta no conoce de verjas ni de fronteras, ni sabe si el huésped en el que se alberga ha nacido o vive a un lado u otro de la calle.