Tensión ante la entrada de Gran Bretaña en guerra contra Alemania

La bahía se estaba poblando de barcos británicos a pocos días del inicio de la II Guerra Mundial (el 3 de septiembre de 1939 fue declarada por Londres). El Gobierno Militar del Campo de Gibraltar, recogiendo los datos facilitados por la Comandancia de Carabineros, informaba de ello al gobierno del general Franco, establecido en Burgos. El 5 de septiembre en teletipo al ministro del Ejército, resaltaba que “en Puente Mayorga a tiros de pistola de nuestra playa, y por consiguiente en nuestras aguas, hay ahora más treinta barcos mercantes, la mayoría ingleses”.
Gran Bretaña preparaba todos sus medios ante la declaración de guerra a Alemania. En el citado informe se especificaba que “por informes fidedignos recibidos de Gibraltar aumentan las precauciones ya adoptadas. Ayer, sobre compañías que se establecieron cerca de la verja, se aumentaron dos secciones de fusiles ametralladores, y hoy se aumenta una compañía más, habiéndose establecido también seis cañones de calibre medio en los extremos de la verja”. Asimismo, se informaba que continuaba el artillado de buques mercantes.
La respuesta de Burgos llegó tres días más tarde. A través del general Carlos Martínez Campos, jefe del Estado Mayor del Ejército, informaba que, en relación a la presencia de naves, se había recibido instrucciones del Ministerio de Asuntos Exteriores en el sentido de que los buques “deben someterse a las disposiciones legales vigentes emanadas de los ministerios de Marina y Hacienda, pagando derechos de anclaje y sujetándose a la Policía Marítima. Sin tener en cuenta situación especial de guerra”.
Pero quien estableció controles sobre la navegación fue la Royal Navy, complicando aún más la situación. Como consecuencia de estos controles el día 11 fue detenido y registrado el vapor español Montalbán, que regresaba de Ceuta hasta donde había transportado camiones. El 25 fue igualmente detenido y conducido a Gibraltar un carbonero también español, que tras ser inspeccionado quedó en libertad.
El 28 el gobernador militar Martín Moreno visitó en el Peñón a su homólogo, siendo recibido con máximos honores, y resaltándose el deseo de Reino Unido de estrechar las relaciones amistosas entre ambos países. Sin duda, debió abordarse estas fricciones, difíciles de evitar en el estado de alta tensión que se estaba viviendo a nivel mundial y la implicación de Londres en el conflicto.
Tras un período de ausencia de registros, el 20 de diciembre, la Comandancia de Carabineros, daba cuenta de la detención del vapor Cabo Espartero (Espartel?), que navegaba hacia Barcelona para el puerto de Los Santos, en Brasil.
Unas semanas más tarde, el 16 de enero de 1940, se produciría la detención del vapor correo de Ceuta. El suceso enfadó especialmente al gobernador de la comarca, que dio cuenta inmediata al jefe de la II Región Militar, en Sevilla: “Como se trata de barco español que va de un puerto español a otro también español, estimo que no hay nada que justifique registro, puesto que los pasajeros al embarcar y desembarcar nunca dejan de estar en España y no hay regla de Derecho Internacional que autorice estos registros”.
Advertía que pudiera darse el caso, en algún momento, que la embarcación “lleve tropas españolas y podrá dar lugar el registro a incidente grave, ya que el jefe de la fuerza haría bien en oponerse, y en todo caso siempre conduce licenciados o militares con permiso y el otro día me han informado que unos legionarios dijeron que debían haber tirado al agua al oficial inglés”.
El mismo barco volvería a ser detenido en una nueva ocasión. Era el inicio de un estado de inseguridad en la bahía, que habría de dar paso a acciones de bombardeos, sabotajes y presencia de distintos servicios de inteligencia. Toda una historia de la II Guerra Mundial en Gibraltar y la comarca.