Sábado, 10 de Junio de 2023
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Diego Ponce, un activista gibraltareño con mucha vista comercial

  • Y uno de los fundadores anónimos de San Roque

    Mercado Diego Ponce en San Roque.
    Mercado Diego Ponce en San Roque.
    Historia

    No tuvo mayor acierto el Ayuntamiento de San Roque en dar el nombre de Diego Ponce al Mercado Público, del que se conmemora el veinticinco aniversario. A la profesión de comerciante une la de ser uno de los fundadores de la ciudad, alineándose con los defensores de que el epicentro girase en torno a la ermita dedicada al santo.

    No se conoce mucho de su vida cotidiana. Se hallaba casado con Ana Jiménez, gibraltareña como él, y, al menos, contaba con dos hermanos, Bernardo y Francisco.

    Sin embargo, su vida pública fue intensa. Diego Ponce fue un hombre especialmente comprometido con las hermandades religiosas de Gibraltar. Como en otras ocasiones se ha recogido, su firma figura en el documento de la reunión conjunta celebrada en el Campo de San Roque, el 14 de marzo de 1720, por el que las cofradías del Santísimo, la Soledad y Santo Entierro, Cristo de la Columna, y Vera Cruz solicitaban de las autoridades eclesiásticas la entrega de alhajas y otras pertenencias de las referidas hermandades, de cara a llevar a cabo la reorganización de las mismas fuera de la plaza gibraltareña.

    Los cofrades gibraltareños pudieron reconocer los siguientes objetos: “para la Cofradía del santísimo Sacramento y su capilla, donde está colocado, una lámpara de plata, que no la tiene. Unos candeleros de plata, unas vinajeras de plata. Para las demás cofradías doce pértigas de plata. Una bacinilla de plata y unas almohadas, túnicas de seda y todas las que S.I fuere servido para el mayor culto, así de la Cofradía del santísimo como para las demás”.

    Las piezas solicitadas se hallaban, según consta en el escrito, “en el depósito General de alhajas de plata y ropa que se hizo de las pertenencias a dichas cofradías”.

    Unos años antes, en enero de 1715, trasladó desde Gibraltar, bajo la ocupación inglesa, las imágenes de la Virgen de los Remedios -transformada en San Roque en la advocación de Santa María la Coronada- y la de San Sebastián. El escrito que da fe de ello, recoge que “el once de enero de 1715 trajo Diego Ponce de la plaza de Gibraltar la imagen de Nuestra Señora de los Remedios y otras de San Sebastián, y el cura de la ermita de San Roque, don Francisco Román Trujillo, natural de Tarifa, hizo una procesión con dichas imágenes y una misa cantada”.

    En este sentido, se trataría de la primera procesión organizada en la ciudad y, por ende, en lo que aún no era una comarca territorialmente definida. Para el decoro de la imagen, durante varios meses, Ponce adquirió de su propio peculio las alhajas necesarias.





    Cuando falleció en 1721 era hermano mayor de la Vera Cruz y mayordomo de las Ánimas y del Santo Rosario. En su testamento dejó recogido que se realizasen 220 misas por su alma, así como aportaciones económicas para la ejecución de un pabellón para el sagrario del Santísimo Sacramento.

    COMERCIANTE Y 'POLÍTICO'

    Diego Ponce no era un comerciante modesto, un “quincallero” como a veces se ha escrito. Un ejemplo de ello es que en 1709, fue quien avaló ante el Ayuntamiento, a Félix Corttisos como abastecedor de carne de vaca a la ciudad. Un abastecimiento que cubría desde la Pascua de Resurrección hasta la festividad de Todos los Santos.

    Ponce tenía capacidad para surtir de mercancías a pesar de las dificultades que planteaba una ciudad compuesta por refugiados. Su profesionalidad gozaba del reconocimiento de las autoridades que, en abril de 1712, le encargaba el papel sellado oficial.

    De otro lado, junto al también comerciante Guillermo Hillson, usó su influencia entre los gibraltareños para que la nueva ciudad se asentara en el pago de San Roque.

    Es cierto que Ponce podía tener un interés comercial -su almacén se hallaba en este punto-, pero por encima de ello primaba el amor que sentía por el lugar donde se hallaba la ermita dedicada al santo, punto de peregrinación de los gibraltareños antes de la llegada de los ingleses.

    Tras la pérdida de Gibraltar, el pago de San Roque era el punto sobre el que ya pivotaba la vida de los que habían salido de la plaza gibraltareña. Como señala el investigador algecireño, Manuel Correro García, “la pérdida de Gibraltar convirtió los alrededores de la ermita de San Roque en el centro neurálgico y político de la zona”.