Sábado, 23 de Septiembre de 2023
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Don Evaristo y el sarcófago de Carteia excavado en Punta del Gallo

  • El sarcófago en el lugar encontrado. Foto: Fondos de la Consejería de Cultura.
    El sarcófago en el lugar encontrado. Foto: Fondos de la Consejería de Cultura.
    Historia

    Evaristo Ramos Cadena era su nombre completo, pero todos le conocían como don Evaristo. Hombre ilustrado fue quien hallara en las inmediaciones de Carteia el sarcófago paleocristiano que hoy se encuentra en el Museo de Cádiz. De familia estrechamente ligada a San Roque (residencia actual de sus nietos), también residió en La Línea.

    Había nacido en la población leonesa de Villaquejida y, siguiendo la tradición familiar, se licenció en farmacia en la Universidad de Santiago de Compostela, donde comenzó el ejercicio de su profesión.

    Posteriormente se trasladó a Tetuán, la capital del protectorado español en Marruecos, donde montó la Farmacia Americana. Sin embargo, sus ansias de conocimiento y de aventura hicieron que se planteara trasladarse al Amazonas al objeto de explotar el caucho, que ya se empleaba en los neumáticos de los automóviles.

    La existencia de un fuerte monopolio establecido por los Estados Unidos y el gobierno del Perú, hizo que cambiara el proyecto por el de la búsqueda de yacimientos de oro.

    Con esta idea creó la sociedad Aurífera de Loreto, dedicada a la extracción en el río Napo, afluente del Amazonas. En la localidad peruana de Iquitos fundó también el periódico El Noticiero Universal.

    Los negocios no le fueron bien. Vendió la farmacia de Tetuán y adquirió a principios de los años veinte del pasado siglo una pequeña finca entre Puente Mayorga y Guadarranque, donde se estableció con su familia.

    Residiendo en este lugar al lado del yacimiento romano de Carteia se sintió atraído por la arqueología. Antonio Ramos Argüelles, hijo de don Evaristo, en su libro Recuerdos de mi infancia y juventud, describe numerosos episodios de la vida de su padre.

    En relación al lugar elegido para vivir en la bahía, señala, “el terreno que compró mi padre en Puente Mayorga era un pedazo de tierra de una hectárea más o menos, que lindaba a la playa en una línea de unos cien metros aproximadamente y que ascendía desde el agua hacia tierra adentro, desde la orilla y el rebalaje del agua, que la hacía allí suave cuesta, hasta las arenas blancas de la playa”.

    ORIGEN DE LA PUNTA DEL GALLO

    En aquel idílico lugar, don Evaristo hizo construir su casa, a la que añadió un molino de viento para contar con energía eléctrica. Era una torre metálica adosada a una de las paredes exteriores de la vivienda. Ese molino, en cuya veleta figuraba un gallo, dio origen al topónimo Punta del Gallo, como hasta hoy se conoce.





    En ese punto, abriendo arenales para la plantación de palmeras, apareció en octubre de 1927, el conocido sarcófago de mármol en cuyo interior se hallaba un esqueleto humano, y que rápidamente llamaría la atención de la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades de la época, organismo que le autorizó a excavar bajo la inspección del arqueólogo Pelayo Quintero.

    Los trabajos se prolongaron hasta 1929, en que don Evaristo empleó todo su dinero, hipotecando su casa y, finalmente, teniendo que marchar a la vecina ciudad de La Línea. Los frutos de estas excavaciones fueron objeto de publicaciones científicas, que afirmaban de la localización de los muros de una basílica cristiana, en cuyo interior se habrían realizado los enterramientos.

    Por su parte la revista inglesa Ilustrated London News publicó un reportaje donde aparecía Evaristo Ramos junto al sarcófago, considerada ya como una pieza de excepcional interés y que los expertos interpretaron como perteneciente al siglo III. El adorno del cordero y el laurel fue identificado con el cristianismo.

    Próximo al sitio en que apareció el sarcófago se encontró una sepultura labrada con ladrillos y piedras, y enlucida interior y exteriormente. Tenía una lápida de mármol, cuya inscripción señalaba que se trataba del enterramiento de Aurelio Félix, ciudadano romano, vecino de Carteia, muerto en la fe cristiana con treinta y un años, siete meses y dieciséis días cumplidos.

    Establecido en La Línea abrió una farmacia y regentó un centro de enseñanza privado donde se aplicaban los principios educativos de la Institución Libre de Enseñanza. Fue director del Laboratorio Municipal y profesor de asignaturas de ciencias del Instituto de Bachillerato.

    En esta ciudad le sorprendió el levantamiento militar de julio de 1936. Conocida era su adscripción al republicanismo -militaba en Unión Republicana-, y a la masonería, perteneciendo a la logia linense Floridablanca con el nombre simbólico de Dante.

    Durante un banquete masónico de la misma logia pronunció un discurso donde manifestó: “absteneos de todo carácter político que no sea el de luchar contra todas las instituciones enemigas del progreso de la libertad”.

    Tras el golpe de estado del verano de 1936 fue detenido en La Línea y fusilado por los rebeldes en San Roque, junto a otros republicanos linenses.

    Al finalizar la guerra, militares –con camiones y tractores– extrajeron el sarcófago, que don Evaristo había cercado para su preservación cuando marchó a La Línea, y siempre con la intención de que quedase en la comarca.

    Los vecinos presenciaron las operaciones de los ingenieros del Ejército, recordando al hombre que tanto amor había puesto en sus excavaciones.

    Expuesto en el Museo de Cádiz, los hijos del hombre que lo descubrió, pudieron leer con tristeza y rabia contenida, la inscripción: “Sarcófago romano-cristiano del siglo III, descubierto en las ruinas de Carteia y recuperado por las fuerzas nacionales”.