A propósito del 28-F

Durante la última etapa del franquismo la cultura en el Campo de Gibraltar, más que una asignatura pendiente, era una idea a la altura de las estrellas. En los últimos años de la dictadura, la transición política y la lucha por la autonomía andaluza surgió una inquietud por enderezar el rumbo al margen de las instituciones oficiales. En vísperas del 28-F justo es recordar a los grupos que, de alguna manera, intentaron dar un giro a ese gris panorama.
En esos años la Agrupación Fotográfica Artística Linense, organizaba lo que denominó un Salón Nacional. El Círculo Mercantil de La Línea tenía una sección de teatro y la Sociedad Musical Linense y la Algecireña de Fomento organizaban algunos conciertos de música clásica. La memoria del poeta José Cadalso, enterrado en San Roque, tenía su recuerdo con los premios periodísticos y de poesía que organizaba el Ayuntamiento, donde también se aprobaba un proyecto de construcción de un teatro, que encontraría grandes problemas para su terminación.
En Algeciras seguía su andadura la revista Bahía, fundada en 1967 por Manuel Fernández Mota, Daniel Florido y Antonio Sánchez Campos. En su seno se crearía más tarde el premio del mismo nombre y una colección de libros. Bahía se convertiría en un referente entre las revistas literarias andaluzas. Y avanzada la década de los setenta aparecían Cucarrete -promovida por el Colectivo del Sur-, la barreña Flor del Tintero y la sanroqueña Cuestarriba.
La Casa del Campo de Gibraltar en Madrid comenzó a publicar la revista Carteya, que contenía trabajos sobre la historia de la comarca y el tímido mundo cultural de la misma.
Otras asociaciones, especialmente juveniles, habían adquirido un claro compromiso en el campo social y político. AFHER en La Línea y el Club Parroquial en San Roque eran buenos ejemplos de ello. En Algeciras, la Agrupación de Cultura y Arte (ACA), realizaba una gran labor de promoción cultural y de política encubierta contra el régimen.
De otro lado, un sector del sanroqueño Club Parroquial, favorecido por el sacerdote navarro Juan José Olite, se alineó con la oposición democrática. En su seno se puso en marcha un grupo de teatro, una revista, audiciones de cantautores, cine y actuaciones en directo en la Casa de Ejercicios.
Este dinámico colectivo, expedientado por sus actividades, tenía un antecedente en el grupo de teatro Ciclo Cultural de San Roque, cuyos miembros habían sido conducidos a la Comisaría de La Línea -como si de una película de Berlanga se tratara-, cuando se hallaban en plena interpretación de la obra “Los justos”, de Albert Camus.
Las asociaciones tradicionales, una vez fallecido el general Franco, comenzaron a comprometerse culturalmente. La Asociación de Padres de Familia de Puente Mayorga, uno de los colectivos más antiguos de la comarca, trató de acercar las ideas políticas a los vecinos. En 1977 -el año de las primeras elecciones democráticas-, contó con la presencia de los andalucistas Pedro Pacheco, Francisco Domínguez y Jorge Pérez Tenorio para hablar sobre “regionalismo andaluz”, una expresión que se hizo familiar, y que pronto se transformó en una reivindicación por la autonomía.
Rafael Alberti retornó del exilio, llegando a este rincón del sur con la paz y la palabra. La proscrita bandera andaluza volvió a la calle y a los balcones de los ayuntamientos. En La Línea y San Roque, a cargo de la oposición democrática, tenían lugar ciclos culturales en favor de la autonomía. Prolegómenos de la manifestación comarcal del 4 de diciembre.
Si 1978 fue el año de la Constitución, el siguiente fue el de las elecciones municipales, las primeras desde la época republicana. Los comicios facilitaron el acceso de la izquierda a muchos ayuntamientos andaluces, gracias al pacto PSOE-PCE-PSA. En la comarca, a excepción de Tarifa, donde el alcalde era de la centrista UCD, el resto lo conformaron dichos partidos con alcaldes socialistas a la cabeza, y comunista en Algeciras.
Desde el Ayuntamiento sanroqueño se ofrecía en la Plaza de Toros “Los buenos días perdidos”, de Antonio Gala, a cargo de la Compañía de Teatro Popular, dirigida por Antonio Díaz Merat. Y se organizaba una semana cultural de solidaridad con los países hispanoamericanos, que abrió Juan Garcés, que había sido secretario del derrocado presidente chileno Salvador Allende. San Roque, ahora sí, había tomado la determinación de ser un referente andaluz en el mundo de la cultura.
El rumbo se había enderezado, fruto de mucho esfuerzo y convicción. El Campo de Gibraltar ya no era el mismo. Y la autonomía sería el capítulo inmediato, al que el pueblo campogibraltareño habría de contribuir decididamente.
Foto.- Propaganda en favor del sí en el referéndum del 28-F (Archivo del autor)