
¿Planteó Gran Bretaña concesiones secretas a España en el asunto de Gibraltar? En plena negociación, abierta en mayo de 1966, la prensa británica publicó que la delegación de su país había hecho propuestas, que trataban de conseguir un acuerdo ante el claro mandato de Naciones Unidas para llevar a cabo la descolonización.
Para ser secretas obtuvieron gran publicidad, pues de ello se hicieron eco el 25 de julio periódicos tan solventes como The Times y The Daily Telegraph, así como The Sun, The Daily Shetch, The Daily Express, o el comunista Morning Stard. Tanta coincidencia hizo que la información tuviese bastante viso de real. A ello se unía que preguntado el Foreign Office, el portavoz se negó a hacer comentario alguno sobre el tema, añadiendo que ambas delegaciones habían acordado confidencialidad.
Los medios de las islas británicas dieron gran cobertura y The Sun –cercano al laborismo en el poder– tituló "Oferta secreta a Franco". El liberal The Guardian amplió la información al día siguiente, afirmando que el primer ministro gibraltareño, Joshua Hassan, estaba al tanto de todo.
Cuatro eran las proposiciones: la reconversión del Gobierno de Gibraltar en mero ayuntamiento, el nombramiento de un representante español con residencia en la colonia (el consulado se había clausurado en 1954), el uso conjunto del aeropuerto (Reino Unido había anunciado poco antes la retirada de la mitad del escuadrón de la RAF), y planes coordinados para combatir el contrabando.
En Gibraltar cayó como un jarro de agua fría la oferta. El ministro de la Vivienda, Peter Russo, consideró que en la ciudad se interpretaba como un signo de debilidad, agravado por la retirada de una parte de la fuerza aérea. El primer ministro Hassan trató de contemporizar con el planteamiento, aludiendo, en el caso de la RAF, a que en la decisión habían pesado cuestiones de economía.
Dos días más tarde, en la Cámara de los Comunes, el líder de la oposición conservadora, Edward Heath interpeló sobre el asunto al primer ministro, Harold Wilson, quien respondió, que había «leído algunas fantásticas informaciones de prensa acerca de lo que se ha dicho y tengo la satisfacción de tener la oportunidad de desmentir algunas de esas historias».
A pesar de la negativa, parecía evidente que las propuestas habían existido y que, analizadas convenientemente, no llevaban a la descolonización. Por ello fueron rechazadas por parte española. Parecía que las intenciones británicas intentaban distraer la atención de los negociadores hispanos y, de alguna manera, prolongar el diálogo. Al menos, así se interpretaba en los principales diarios españoles.
Poco antes, a mediados de mayo, el Daily Mail destacó en sus páginas el interés de capitalistas de ambos países para llevar a cabo un plan de cara a convertir el puerto de Gibraltar en zona franca compartida.
Según el diario londinense, los interesados habían mantenido conversaciones por separado con los dos gobiernos y un importante banco comercial británico había sido consultado sobre la posible capitalización del proyecto.
La iniciativa sería una solución, según la opinión del periódico, para acabar con la disputa entre las dos naciones, beneficiando tanto a Gibraltar como a la comarca. Existiera o no, se ignoran las causas que frustraron el proyecto empresarial, planteado como una posibilidad de concordia, al que no parecía importarle las banderas.
A pesar de los cada vez más importantes intercambios comerciales entre ambas naciones, el Gobierno laborista tenía gran recelo hacia el régimen franquista.
En febrero de 1965 el premier laborista rechazó la sugerencia de los conservadores para que se reuniese directamente con Franco, sosteniendo que las cuestiones relacionadas con el conflicto gibraltareño se llevaban por la vía diplomática. Ese posicionamiento y los contactos con la oposición democrática en España crearon algunas fricciones en abril de 1966.
El Partido Laborista hubo de desmentir el viaje a España de Gwyn Morgan, secretario del Fondo de Defensa para los Demócratas Españoles, para reunirse en Barcelona con miembros de la oposición antifranquista. El secretario general del partido A.L. Williams dijo que si se produjo el encuentro, lo habría sido, en todo caso, a título personal.