
La Comisión Europea (CE) ha confirmado que está "preparada para intensificar aún más" el ritmo de las negociaciones entre la Unión Europea (UE) y el Reino Unido sobre la situación de Gibraltar tras el Brexit.
El vicepresidente de la CE Maros Sefcovic, encargado de las negociaciones con Londres, indicó en Twitter que trasladó este jueves ese "compromiso" a los ministros de Exteriores del Reino Unido, James Cleverly, y de España, José Manuel Albares.
"La Comisión Europea está preparada para intensificar aún más el ritmo de las negociaciones entre la Unión Europea y el Reino Unido sobre Gibraltar. Confirmé este compromiso, así como nuestro apoyo al trabajo entre España y el Reino Unido para un acuerdo, a José Manuel Albares y James Cleverly hoy", escribió Sefcovic en su perfil de Twitter.
La futura relación entre la UE y el Peñón no está incluida en el acuerdo comercial que Londres y Bruselas alcanzaron en la Nochebuena de 2020, por lo que se necesita un convenio separado que la Comisión Europea y el Gobierno británico están negociando y que requerirá en último término el visto bueno de España.
Sefcovic y Cleverly mantuvieron este pasado jueves una reunión en la que abordaron, asimismo, la negociación sobre el protocolo incluido en el acuerdo del Brexit para evitar la aparición de una frontera física entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte.
"Reunión constructiva con James Cleverly. Estamos decididos a encontrar soluciones conjuntas que funcionen para la gente y las empresas en Irlanda del Norte, protegiendo el Acuerdo del Viernes Santo", afirmó también Sefcovic en Twitter. Dijo que quiere que Bruselas y Londres "aprovechen al máximo esta ventana de oportunidad".
Por su parte, Cleverly expresó en Twitter que Londres está "decidido a encontrar una solución al protocolo que, sobre todo, proteja el Acuerdo del Viernes Santo". "Nuestros equipos siguen reuniéndose y espero volver a hablar pronto", manifestó.
El protocolo establece que Irlanda del Norte sigue vinculada al mercado único comunitario para bienes, por lo que las mercancías que cruzan entre la isla de Gran Bretaña y ese territorio británico han de pasar controles aduaneros para asegurar que la frontera entre las dos Irlandas sigue abierta.
No obstante, ha generado tensiones políticas, en particular, por el rechazo de la comunidad unionista, y quejas por la carga burocrática que conlleva.