La primera ministro británico dejará en manos del Parlamento británico la posibilidad de convocar un segundo referéndum sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea, así como también la posibilidad de permanecer o no en una unión aduanera con el continente.
Hoy martes, por primera vez, Theresa May ha dejado las puertas abiertas a un segundo referéndum: “Yo soy contraria a esa opción, pero admito que hay parlamentarios que la quieren".
También ha reconocido que dejará en manos del Parlamento la decisión sobre vincular el Reino Unido a una unión aduanera con la Unión Europea porque en las recientes negociaciones con los laboristas “no pudimos ponernos de acuerdo”.
May pretende vincular la aprobación de su propuesta de Acuerdo de Retirada de Europa, que llevará al Parlamento por cuarta vez a partir del próximo día 3 de junio, con una serie de decisiones tales como su propia renuncia al cargo, después de pasar la primera fase con Bruselas, un par de concesiones a los laboristas (declaración de derechos de los trabajadores y homologación de los derechos ambientales comunitarios) y, sobre todo, que sea el Parlamento quien decida sobre dos grandes cuestiones: el segundo referéndum y, en su caso, la duración de la unión aduanera con la UE.
De esta forma se confirma que el nuevo acuerdo que anunciaba Downing Street más bien es una nueva táctica para conseguir su aprobación en el Parlamento o, cuando menos, transferir la responsabilidad política sobre el Brexit al propio Parlamento.
El problema es que lo que plantea May sigue siendo incompatible con el actual equilibrio de fuerzas políticas en el Parlamento, así mientras que por una parte puede contentar a laboristas, por la otra, añade más votos en las filas de los euroescépticos que no quieren de ninguna manera regresar a un segundo referéndum ni hacer concesiones comerciales.