El Covid-19 y su repercusión en la economía deja pendientes las inversiones asiáticas, según ha podido confirmar Noticias Gibraltar. Aunque el Peñón sigue combatiendo la pandemia del coronavirus, va poco a poco recuperando el pulso tanto político como social.
El virus no sólo tiene incidencia social sino también política. No en vano, el Gobierno, decía el ministro Joe Bossano tenía muy avanzadas varias gestiones con inversores asiáticos, principalmente chinos aunque también hay abiertos algunos frentes con Hong Kong. En este último caso, con cierta polémica por la poca operatividad de una oficina relacionada con este último país, con personal al que hay que pagar, según denunció el GSD, principal partido de la oposición.
Habida cuenta que el presupuesto aprobado, inicialmente, no tendrá validez debido a los ajustes y cambios que provoca el Covid-19, la posibilidad de una reactivación económica pasa por la atracción de inversores.
Fuentes políticas consultadas por Noticias Gibraltar consideran que "va a ser muy difícil poner en funcionamiento los proyectos urbanísticos y de otra índole que el propio Bossano ha anunciado en diversos foros, incluso con alguna sorpresa para el propio Picardo, y que por tanto las arcas públicas seguirán sufriendo".
Desde la oposición, a la espera de un posicionamiento oficial y una estrategia que se prepara de cara a la vuelta del verano, tienen claro que la situación es cada vez más compleja. "No todo se puede justificar con el coronavirus", señalan algunas fuentes consultadas. Y recuerdan que la oposición ha estado a la altura durante la crisis sanitaria, mostrando un respaldo casi total, al Ejecutivo.
Sin embargo, de cara a lo que se avecina, el Gobierno "intenta capear el temporal aunque obviamente la incertidumbre es la nota predominante y la población comienza a dar señales de cierta disconformidad con las políticas del Gobierno", pese al respaldo que el GSLP obtuvo en las urnas.
Además del tema económico, asuntos como el cierre de Line Wall y sobre todo lo que pueda acontecer en septiembre, debido a la normativa británica en materia laboral, con los posibles despidos que puedan producirse tras la temporada estival, que no está siendo tan positiva como años anteriores, permiten aventurar un otoño-invierno muy complejo, pese a la tantas veces envidiada situación financiera del Peñón.