Jueves, 30 de Noviembre de 2023
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El compromiso medioambiental de un Gibraltar envuelto en la polémica de los submarinos nucleares

  • Vista de Gibraltar desde el pantalón de refinería
    Vista de Gibraltar desde el pantalón de refinería
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    El gobierno de Gibraltar ha confirmado, en la semana pasada y en plena cuenta atrás para la activación del brexit, su compromiso con el Acuerdo de París sobre el cambio climático, asegurando estar orgulloso, pese a ser una de las jurisdicciones más pequeñas a nivel internacional, de aportar su grano de arena a esta lucha, “haciendo todo lo posible” por reducir su huella de carbono y por cumplir “los objetivos marcados en dicho acuerdo internacional”.

    No obstante, el gobierno gibraltareño ha reconocido, al mismo tiempo, estar esperando aún una respuesta del Gobierno del Reino Unido, que ratificó el Acuerdo de París en otoño de 2016 y al que, poco después, se le solicitó que ampliara a Gibraltar dicha ratificación. Aun así, el ministro principal de la colonia, Fabian Picardo, ha manifestado públicamente que “es importante para nuestro orgullo cívico poner de nuestra parte, aunque sea pequeña, en los desafíos que afronta el planeta”, añadiendo que “contribuyendo a los objetivos del Acuerdo de París, también podemos mantener nuestras cabezas bien altas junto a nuestros socios en la comunidad internacional".

     

    Por su parte, el ministro gibraltareño de Medio Ambiente y Cambio Climático, John Cortés, ha señalado que Gibraltar "continúa con su firme compromiso con el medio ambiente”, asegurando, aunque no especificó cuáles, que son muchas las mejoras que se ha llevado a cabo desde que el actual Gobierno resultó elegido, tras las elecciones de 2011. “El cambio climático es la amenaza más grande a la que se enfrenta nuestro planeta y debemos mostrar al mundo que, independientemente de nuestro tamaño, tomaremos nuestro lugar como una pequeña pero totalmente responsable nación", advierte Cortés en el comunicado de prensa emitido al respecto.





    No deja de resultar curioso que estas manifestaciones de “compromiso medioambiental” se hayan producido en los mismos días en que el Peñón se ha visto, una vez más, envuelto en la polémica, tras volver a recibir en su puerto a un submarino nuclear, en esta ocasión el HMS Torbay, el más antiguo de la Armada británica de cuantos permanecen en activo. Como en otras ocasiones (y ya van 62) la llegada del submarino parece haber causado más recelo en el lado español de la Verja que en el lado gibraltareño, aparentemente más preocupado por sus emisiones de CO2 que por los posibles efectos colaterales de las escalas, en mejores o peores condiciones, de lo que el grupo Verdemar-Ecologistas en Acción ha calificado de auténticas “bombas flotantes”.

    El colectivo ecologista asegura que muchas de las escalas de los últimos años se han debido a averías y accidentes en los submarinos nucleares, lo que “entraña un riesgo evidente para la población que ya se intentó evitar después del Tireless”, y más en un puerto como el de Gibraltar, “que no está habilitado para atender a estos buques”, y más en una zona tan densamente poblada como es la Bahía de Algeciras.

    Según la GBC, la televisión pública local de la colonia británica, el HMS Torbay ha estado, además, descargando misiles y torpedos, calificados por los ecologistas como “materiales peligrosos”, que quedarán por ahora almacenados en el polvorín de Gibraltar.

    En ese estado de cosas, la adhesión pública de las autoridades gibraltareñas al Acuerdo de París, al menos a nivel de declaraciones, no deja de resultar, cuanto menos, curiosa y no demasiado oportuna.