
Enrique Villalta, un hombre de 46 años residente en Campamento (San Roque) y discapacitado físico, ha denunciado que su silla de ruedas, con la que se desplaza habitualmente, no cabe por ninguno de los doce pasos automatizados con los que cuenta la Aduana de La Línea de la Concepción en su paso hacia Gibraltar y viceversa. Lo comprobó el viernes, cuando pretendía entrar a la colonia británica acompañado de un familiar y tuvo que solicitar la ayuda de un agente del Cuerpo Nacional de Policía para poder acceder por donde lo hacen el resto de peatones. El policía tuvo que habilitarle un paso especial porque la silla de ruedas de Enrique tampoco entraba por el paso manual de la llamada frontera inteligente.
A pesar de su situación física, Enrique Villalta tiene coche propio y conduce desde hace más de un cuarto de siglo. Normalmente, como él mismo ha confesado a este medio, cuando entra Gibraltar (lo hace con frecuencia) utiliza su vehículo adaptado, por lo que nunca hasta ahora había comprobado las trabas que un sistema supuestamente novedoso le tenía preparado. “Fui con mi primo a un partido de fútbol de la Liga de Gibraltar. Decidimos entrar andando y dar un paso hasta llegar al estadio, pero nos encontramos con esta desagradable sorpresa que lamentablemente sucede en el año 2018”, lamentó.
Villalta relata que al llegar a los pasos automatizados comprobó que su silla no cabía por el espacio por donde entran, con toda normalidad, los peatones. Ni siquiera el paso manual que haya junto a la cabina del agente del Cuerpo Nacional de Policía tenía las medidas de su silla. “Fue un momento realmente duro para mí incluso también para el agente, al que le agradezco sus facilidades porque encontró la forma de hacerme entrar habilitándome un paso que se encuentra normalmente cerrado por una cinta delimitadora, como las que vemos en los aeropuertos”, aseguró. “No solo es que no cupiera mi silla sino que de haber entrado el reconocimiento facial tampoco estaba a la altura de la cabeza de una persona que se desplaza como yo”, continuó.
Tras poder entrar en Gibraltar y ver el partido de fútbol junto a su primo, Enrique Villalta se encontró con el mismo problema a la salida, en el paso fronterizo de Gibraltar a La Línea. Por lo que de nuevo requirió la ayuda de un agente, para poder acceder a suelo español. “Lo que no entiendo es que en el siglo veintiuno y en unas instalaciones que hemos pagado todos con nuestros impuestos y que han costado siete millones de euros nadie pensara en que también las personas discapacitadas que nos desplazamos en silla de ruedas podemos pasar a diario y queremos elegir por dónde hacerlo”, dice contrariado.
Efectivamente, la Inversión realizada por el Ministerio del Interior rondó esa cantidad para la instalación de una docena de pasos automatizados de frontera para cada de las dos terminales de la Aduana dela Línea, así como módulos hardware y software de supervisión y control necesarios para su funcionamiento e integración de dispositivos de asistencia para control manual. El sistema ABC System para el cruce de fronteras (nombre que corresponde a las siglas en inglés de Automatic Border System, Control Automático de Fronteras), instalado ya en muchos aeropuertos españoles, identifica al pasajero mediante una doble comprobación biométrica, de la imagen facial y dactilar en un tiempo medio de paso de 20 segundos.