
En febrero de este año 2018, Fabrice Leggeri, director ejecutivo de Frontex (Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas), ya lo adelantó: España está sometida a una gran presión migratoria y la ruta del Mediterráneo occidental (que alcanza Europa en las costas españolas), es la única hacia Europa que ha crecido en los últimos años. Ya en 2017 se doblaron las cifras del año anterior y este año 2018 lleva camino de superar, ampliamente, las del año pasado.
Aunque las cifras que afectan a España no se pueden ni comparar siquiera con las que se han producido en el Mediterráneo central, la tendencia estaba clara desde el año pasado, dado el estrangulamiento de las rutas utilizadas desde 2015 por tierra desde Siria y las crecientes dificultades de la ruta por mar desde Libia.
En el Estrecho, y más en concreto en Algeciras, no ha sido extraño en estos últimos años contemplar cómo, con la llegada del verano, lo hacían también agentes de fronteras franceses, portugueses, polacos o rumanos, además de los permanentes marroquíes que trabajan a diario en el puerto algecireño.
La Operación Indalo, que anualmente ponía en marcha FRONTEX en Algeciras, se ha convertido en permanente dadas las previsiones adelantadas por los máximos responsables de la agencia europea.
El pasado mes de mayo, 30 diputados del Parlamento Europeo y 50 consejeros políticos, visitaron la Comandancia de la Guardia Civil de Algeciras y el Centro Regional para la Vigilancia Marítima del Estrecho, que coordina toda la costa andaluza y Ceuta y Melilla. En España existen cuatro centros regionales y un centro nacional de coordinación.
El objetivo de la visita era conocer los detalles de la ejecución de la Operación INDALO 2018. Los parlamentarios y funcionarios europeos conocieron el funcionamiento del SIVE (Servicio Integrado de Vigilancia Exterior), pero también los demás sistemas con los que opera el Centro Regional, como los que sirven para localizar en tiempo real los medios desplegados por la Guardia Civil, tanto aéreos como terrestres (SAIR); el MARISS, que consiste en la vigilancia por satélite y que cuenta con la colaboración con la Agencia Europea del Espacio; y el Seahorse, que permite el intercambio seguro de voz y datos vía satélite.
Además de las embarcaciones ligeras y medias y los sistemas radar y optrónicos con base en tierra, que sirven fundamentalmente para dar cobertura al despliegues del SIVE en todo el Mediterráneo, costa y atlántico (incluidas las Islas Canarias) y noroeste de la Península, el Servicio Marítimo de la Guardia Civil cuenta con tres patrulleros oceánicos que son utilizados para llevar a cabo operaciones más allá de las aguas territoriales españolas. Así, la vigilancia en zonas como el Mar de Alborán y costas africanas del Atlántico pueden desarrollarse sin grandes dificultades, además de colaborar con otros países en la vigilancia de sus costas.
Estos buques oceánicos, entre los que se encuentran el ‘Río Segura’ y el ‘Río Miño’, son habituales de los puertos de la zona próxima al Estrecho en los meses de verano. De hecho, el pasado domingo ambos se encontraban atracados en el muelle número 2 del puerto de Málaga.
El ‘Río Segura’ es el más grande y el único construido expresamente para esta función por encargo del Ministerio del Interior. Tiene una eslora de 73 metros y una manga de 12, desplazando 2.100 toneladas. Cuenta con plataforma para helicóptero, embarca dos embarcaciones semirrígidas para intervenciones y salvamento y puede desarrollar operaciones que requieran más de 60 días de navegación. Botado en 2011, su presentación en sociedad tuvo lugar un año más tarde en el puerto de Algeciras, siendo visitado durante esa escala por SM el Rey Juan Carlos I.