
Este mes de marzo, a los atractivos habituales del turismo en Gibraltar hay que sumar los nuevos miradores de la Cueva de Gorham, que está declarada patrimonio mundial por la Unesco. En las últimas semanas se han llevado a cabo trabajos de distinta índole para poner en valor sus miradores y seguir siendo uno de los enclaves más emblemáticos para los aficionados a la ornitología. Son clásicas las entradas y salidas de la cueva de los cormoranes moñudos (Phalacrocorax aristotelis desmarestii).
Esta es una de las grandes ventajas de proteger este lugar, pues reduce las molestias y permite a las distintas especies disfrutar de un refugio seguro. Los primeros restos de este tipo de aves datan de hace 100.000 años en el interior.
El mirador está pensado para acomodar a grupos grandes de visitantes, algunos con poco tiempo disponible, y además elimina los perjuicios que ocasionaría el acceso directo al monumento. Las visitas a la propia cueva están organizadas hoy por medio de un sistema experimental que incluye el seguimiento del impacto de las mismas, y existe una cuota anual de visitantes.
Además de proporcionar una vista espectacular de la cueva, regala una mirada única al espectacular paisaje que extiende hasta lo más alto del peñón. Todo ello sin olvidar las vistas del Estrecho de Gibraltar y de la costa del Norte de África. Bajo circunstancias meteorológicas especiales y en distintos momentos del año se convertirá, además, en un gran observatorio de aves y de mamíferos marinos en proceso migratorio, que incluye a las impresionantes ballenas de aleta.