
Crecen las dudas respecto a la política que mantiene el ministro principal de Gibraltar ante los cambios drásticos que supondrá el brexit y que empresas y despachos legales temen que sus efectos se empiecen a notar ya el año próximo. Profesionales, pero también el partido de la oposición, consideran dudosa la eficacia de una política cerrada a otras alternativas que puedan garantizar la continuidad futura de Gibraltar en el Mercado Común europeo o, incluso, en la Unión Europea.
La salida británica de la Unión Europea empieza a tener forma y fecha, aunque no se haya iniciado de manera oficial. Los intentos legales por detener el proceso, las reclamaciones parlamentarias y hasta la propuesta escocesa para alcanzar un acuerdo “diferenciado”, esto es permitir que territorios históricos del Reino Unido permanecieran en la UE al margen de Londres, se estrellan una y otra vez con la determinación del gobierno británico y con la posición firme de los negociadores europeos.
No habrá acuerdo diferenciado. Es la premisa que declaran una y otra vez los representantes de la UE. No podría ser de otra forma ya que la Unión está formada por estados soberanos y cualquier estado que permitiera la segregación de territorios estaría favoreciendo su propia división territorial futura, un suicidio nacional.
También el ministro británico para la salida de la UE, David Davis, ha advertido que Gibraltar irá de la mano de Londres en cualquier negociación con Bruselas, lo que parece alegrar al ministro principal gibraltareño, Fabian Picardo, porque lo considera una muestra de apoyo. Davis, que dijo que “lleva en la sangre” Gibraltar, en realidad condiciona la situación futura del Peñón a la situación del Reino Unido tras la negociación con Bruselas y el objetivo final está claro: la salida de la UE.
Precisamente esa determinación, junto con otras cuestiones como que la posición de Gibraltar sea más débil incluso que la de Londres cara a las negociaciones, ya que el Peñón no forma parte de la actual unión aduanera, por ejemplo, hace que cualquier diferenciación pueda resultar incluso más perjudicial para los gibraltareños.
De ahí que para expertos e incluso para el partido de la oposición local resulte incomprensible la insistencia de Picardo en mantener la estrategia de la “diferenciación” y no quiera valorar siquiera otras alternativas más realistas y que puedan atenuar el futuro golpe que para el Peñón supondrá la inevitable salida de la Unión Europea.