
Un portavoz del gobierno de Gibraltar ha manifestado su satisfacción por el compromiso del ministro español de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, con la fluidez del paso por la Verja, pero no con que sólo se garantice para los trabajadores transfronterizos españoles.
El ministro español Dastis, en su última visita de dos días al Campo de Gibraltar que ha terminado con tensión política en los gobiernos de La Línea y Mancomunidad, se comprometió en varias intervenciones a mantener la fluidez del paso por la Verja, pero también advirtió de la necesidad de establecer una relación más equilibrada con Gibraltar, aludiendo muy en concreto a las diferencias fiscales o el contrabando.
Según recoge la televisión pública gibraltareña, GBC, “un portavoz del gobierno de Gibraltar dijo que las declaraciones del señor Dastis reflejan al menos la conciencia de que no es posible obligar a los gibraltareños a cambiar de opinión cuando se trata de la soberanía”.
El ministro había explicado en su visita la postura española respecto a la salida británica de la Unión Europea y sus inevitables consecuencias para Gibraltar, por lo que recordó que la propuesta de cosoberanía (“lo mejor de dos mundos”, dijo) estaba sobre la mesa, pero que España no piensa forzar a nadie y que su preocupación es que el Brexit no perjudique al Campo de Gibraltar.
También se refirió el ministro Dastis al Foro Tripartito, que consideró un error, y a la oferta española de incluir en las conversaciones no sólo a Gibraltar sino también a la Junta de Andalucía, “porque además del tema de la soberanía hay otras muchas cosas de las que hablar”, pero esta fórmula no ha encontrado respuesta en el Peñón.
El mismo portavoz del gobierno gibraltareño dice que el “señor Dastis parece no apreciar los muchos beneficios que los Acuerdos de Córdoba y el Foro Trilateral ofrecieron a España, en particular a los pensionistas españoles que habían trabajado en Gibraltar antes del cierre de la frontera”, aunque cabe recordar que aquellos derechos ya fueron reconocidos en los tribunales y que sobre todo se benefició la colonia al conseguir acceso a nuevas líneas telefónicas que permitieron el inicio de la industria del juego.
En cuanto al uso conjunto del aeropuerto de Gibraltar, el mismo portavoz llanito lamentó “los enormes costes sufridos por el contribuyente gibraltareño en el desarrollo de la nueva terminal aeroportuaria, que superan los 80 millones de libras esterlinas” y que el ministro dijera que no cumplirá “las obligaciones que le incumben en virtud de los Acuerdos de Córdoba relativos al aeropuerto en general y al nuevo edificio de la terminal en particular".
El ministro, en realidad, no rechazó algún tipo de acuerdo respecto al uso conjunto del aeropuerto, a pesar de que está construido sobre el istmo, que es territorio español del que no consta cesión alguna. El ministro dijo que, igual que en 1987 a Gibraltar no le interesó el uso conjunto del aeropuerto, España no consideró conveniente este último acuerdo, “por lo que estamos en tablas y será el momento de ir hacia un tercer acuerdo”.