Martes, 30 de Mayo de 2023
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Acanto, ilusión y entrega para mantener un negocio de prestigio

  • Ana y Javier días antes de iniciarse el cierre y confinamiento
    Ana y Javier días antes de iniciarse el cierre y confinamiento
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    La floristería Acanto abrió nuevamente sus puertas tras el cierre obligado de comercios a causa del coronavirus. Esfuerzo y compromiso con San Roque en tiempos de enorme dificultad, donde se han visto suspendidas comuniones y bodas, así como otras actividades a las que ha venido sirviendo puntualmente. Ana Lagares y Javier Galiardo, socios desde los inicios, intentan mantener un negocio muy conocido, teniendo en cuenta que la flor no es un producto de primera necesidad.

    Pioneros y grandes conocedores de este comercio relatan su historia para Noticias Gibraltar.

    La idea de montar el negocio surgió a principios de 1994. Ambos se encontraban en paro y Javier tenía la experiencia de haber trabajado en la floristería que tuvo su padre a finales de los años setenta del siglo pasado. La experiencia de ese trabajo y el haber adornado pasos en Semana Santa, una tradición familiar que le venía de antiguo, le formó como el profesional que hoy es.

    A principios de los ochenta puso en marcha un negocio de este tipo en la calle La Cruz, que luego continuaría en Colón.

    En plena primavera de 1994, y ante la cercanía del día de la madre, la actividad comienza su rodaje. Fue todo un éxito y se vieron desbordados por la gran respuesta entre los vecinos.

    La primera ubicación del comercio fue en la parte baja de la Agrupación Artística Familiar y desde allí pasó por varios locales, siempre con la idea de prestar un mejor servicio a los usuarios. Estando ubicados en la calle Colón, al inicio de la crisis económica anterior, salió la oportunidad de contar con un local, justo al lado de la Alameda, donde se encuentra en la actualidad.





    La primera campaña es la de San Valentín, y se continúa con el día de la madre, luego, de junio a octubre, temporada de bodas, celebraciones y diferentes eventos, para pasar en noviembre a la de Todos los Santos, “campaña que ha venido a menos a partir del hábito, cada día más generalizado, de la incineración y la pérdida de costumbre de ir a los cementerios”, explica Ana.

    También han variado mucho las campañas de Navidad (decoración de escaparates) y la de Semana Santa (las cofradías compraban en el establecimiento). “Ambas han descendido, se compra mucho fuera. Ese eslogan de Compra en tu pueblo no ha calado en San Roque. Ahora esperamos que cambie con la situación que vivimos”, resalta Javier.

    Trabajar en una actividad comercial de este tipo da para conocer a fondo las preferencias y los hábitos del cliente: “en principio, la mayoría, eran mujeres para el uso en el cementerio. Y algún que otro hombre regalaba un ramo”, señala Ana, para aclarar que “los hombres entonces eran más remisos, pero ello ha ido cambiando”.  Y aunque alejados de la cultura floral europea, “ya contamos con clientes que compran flores para su casa y entran hombres para regalar en cualquier momento del año. Son pocos los que nos piden que les envolvamos el artículo para que no los vean por la calle”, continúa.

    En este sentido, Javier aporta que “en general el hombre es mejor cliente y las mujeres suelen confiar más en el profesional”.

    Otro aspecto del trabajo son los servicios especiales: entregas nacionales e internacionales, en la localidad y todo el Campo de Gibraltar, o los trabajos de decoración de bodas y eventos para iglesias, casas particulares o restaurantes.

    Ana y Javier no desean otra cosa que poder volver a esa normalidad que relatan, con esas fases habituales en el comercio. Y en ello están, dando toda la entrega y profesionalidad que llevan dentro.