Martes, 28 de Noviembre de 2023
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Emocionante salutación de María Coronada Jiménez a la patrona de San Roque

  • Imagen de la patrona
    Imagen de la patrona
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    A María Coronada Jiménez correspondió ofrecer la salutación a Santa María la Coronada, patrona y alcaldesa perpetua de San Roque, de cuya cofradía ostenta el cargo de hermana mayor. El acto tuvo lugar en la noche del viernes en la iglesia del mismo nombre de la titular, y se incluyó en los actos de exaltación que han venido celebrándose, y que este año por motivos del coronavirus no ha contado con la habitual procesión.

    Con ribetes de auténtico pregón María Coronada Jiménez hizo un recorrido, especialmente sentido y poético, desde el origen de la imagen gibraltareña y su llegada a la nueva ciudad.

    “Podría besar las laderas de las sierras por donde pasaste, surcar el trozo de mar que divisaste, acariciando nuestra hermosa bahía, podría respirar el aire que tú respiraste”, narró la pregonera, para añadir  “y ya ser feliz por saber que pasaste por allí, podría gritar a los cuatro vientos que sin ti, San Roque, esta ciudad fundada al amparo de tu remedio, sería otra, distinto, no tendría en su punto más alto una corona llena de humildad y de compasión”.





    Desde su acertada palabra describió un mundo de sensaciones, sin olvidar su trasfondo histórico, hasta situar a la patrona en la población que nacía en el cerro de San Roque, junto a la ermita del santo, “sorteando el Peñón, abandonando tu casa con la incertidumbre carnal de una madre”.

    En su humildad, señaló que no era nadie “para acrecentar tu gloria, tu imagen gótica te hace ya poseedora, como en una catequesis, de todos los atributos de Reina y Madre de nuestro pueblo”. Y en la actual situación de pandemia, “nos dimos cuenta de que necesitábamos verte, porque estábamos distraídos en el pecado de no mirarte, de no saber que tú eres el remedio, porque llevas a tu hijo en brazos desde hace más de trescientos años”, proclamó

    Coronada pidió a la Virgen que amparase a los enfermos, “y que nosotros seamos capaces de ver en nuestra fortaleza, la ayuda a los desfavorecidos, a los que ayer gozaban de salud y hoy no, a los que han perdido injustamente su trabajo”.

    María Coronada Jiménez ha vivido muy de cerca, y desde niña, el fervor hacia la patrona de la ciudad. Su padre, Francisco Jiménez Pérez, fue quien rescató a finales de los años cincuenta del pasado siglo, las tradiciones perdidas en torno a la antiquísima imagen. Hoy, lo que antes era una asociación parroquial luce con orgullo su título de hermandad de gloria.