Miércoles, 27 de Septiembre de 2023
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La Santísima Trinidad, referente del popular barrio de Los Olivillos

  • Típica iglesia de barriada y orgullo vecinal

    Interior de la capilla de la Santísima Trinidad
    Interior de la capilla de la Santísima Trinidad
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    Aunque es algo más moderna en su constitución que el barrio de Los Olivillos -que este año cumple su cuarenta aniversario-, la capilla de la Santísima Trinidad, es el principal elemento de referencia de este núcleo urbano sanroqueño. Como tal se suma también a esta celebración.

    Para su construcción fueron adquiridos cuatro locales de la calle Vicente Aleixandre por parte de la Diócesis de Cádiz y Ceuta. La iniciativa correspondió al párroco de Santa María la Coronada. Rafael Caldelas López. El 24 de octubre de 1987 fue bendecida la capilla por el obispo Antonio Dorado Soto.

    En su interior reciben culto las imágenes del Medinaceli y de la Virgen de la Merced, que formando una hermandad muy popular, efectúan sus estaciones de penitencia el Miércoles Santo. Todo un acontecimiento con reúne a numerosas personas.





    La imagen del Medinaceli fue encargada por la hermandad del mismo nombre al imaginero José Ovando Merino, quien la finalizó en 1985, saliendo en procesión en la Semana Santa del año siguiente.

    Por su parte, la imagen de Merced procede del desaparecido Hospicio de Mercedarios que existía en San Roque, que tras la Desamortización fue vendido a un particular en 1845. La imagen estuvo en el oratorio de San Felipe Neri hasta 1957, año en que fue demolido el edificio. Se trata de una imagen de candelero, es una talla de mediados del siglo XIX. Es una Virgen de Gloria convertida permanentemente en Dolorosa. Aunque es de autor anónimo, algunos estudios la atribuyen al imaginero Gabriel de Astorga.

    De otro lado, destaca el óleo la Santísima Trinidad, donado por el pintor Antonio López Canales.

    La popular capilla de Los Olivillos se vio potenciada con el Cristo de Medinaceli, un empeño debido al fallecido hermano Antonio Manuel Morillas García, a quien se le debe el altar del templo. Una inscripción, colocada en 2015, agradece este gesto del “fundador, capataz y ejemplo de cofrade sanroqueño”.